SIRTE,
Libia, 17 feb (IPS) – En el primer aniversario del inicio de la
rebelión contra el régimen de Muammar Gadafi en Libia, miembros de una
brigada rebelde en esta ciudad norteña supervisan la reconstrucción del
Hotel Mahari.
El hotel, que funcionó
temporalmente como base rebelde durante los fuertes combates de octubre
de 2011, es famoso por ser el lugar donde 65 supuestos leales a Gadafi
fueron ejecutados.
"Estaba lleno de cadáveres y de sangre, y por tanto nos ofrecimos
voluntariamente a limpiarlo", dijo Monam Abdalá Bashir, propietario de
una compañía local de construcción y combatiente rebelde.
Cientos de civiles, tanto leales como opositores al régimen,
resultaron muertos o heridos durante la batalla en Sirte, que terminó
con los 42 años de gobierno de Gadafi.
Desde la violenta muerte de Gadafi el 20 de octubre del año pasado,
la brigada de Bashir es una de las pocas en Sirte que se han aliado al
Consejo Nacional de Transición (CNT), que gobierna en Trípoli e intenta
mantener la unidad y la seguridad en todo el país.
"Una vez tuve que pagar un soborno para poder construir una carretera
para Gadafi", dijo Bashir. "Me uní a los combatientes porque estaba 100
por ciento convencido de que ese hombre no debía gobernar, pues era
corrupto".
La situación todavía no es segura, "así que no podemos entregar
nuestras armas", dijo otro combatiente, Feraj Hassan. "Si el gobierno da
dinero, entonces las cosas mejorarán. El mayor desafío es la seguridad,
y luego la vivienda. Pero nada ha ocurrido aún".
Aunque la mayoría en Libia celebra haber derrocado a Gadafi, esta
localidad, históricamente partidaria del antiguo régimen, se siente
marginada por el CNT.
Gadafi invirtió fuertemente a lo largo de los años en la otrora aldea
de Sirte, lugar de origen de su pequeña tribu, en detrimento de otras
ciudades costeras como Misrata y Bengasi.
El exlíder quería que este lugar fuera el centro administrativo de su
sueñ los "Estados Unidos de África", para lo cual erigió grandes
estructuras, como el Centro de Conferencias Ougadougou.
Casi cuatro meses después del fin de los enfrentamientos, tres de los
barrios de Sirte, incluyendo el Distrito 2, último bastión de los
leales de Gadafi, siguen reducidos a escombros y llenos de artefactos
explosivos abandonados.
La localidad solo mantiene 60 por ciento de la población que contaba
antes de la guerra. En muchos de sus muros hay aún graffitis a favor de
Gadafi.
Esta semana se halló un cohete Grad abandonado junto a una de las principales calles de la ciudad.
"Estamos encontrando muchas municiones. Es bastante asombroso", dijo
el gerente de programas en Libia del Servicio de las Naciones Unidas de
Acción contra las Minas, Max Dyck.
"Encontrarlas no es difícil. La parte difícil es coordinar (su
remoción) con los residentes. Cuando vas, no puedes simplemente plantar
una bandera y decir que vas a iniciar una limpieza. Debes romper el
hielo, dar y ganar confianza. Es un proceso lento", indicó.
"En Sirte, las personas están muy molestas. (La ciudad) es muy
‘verde’ (pro-Gadafi), y la gente no tiene miedo de decirlo", señaló por
su parte Michael Morrison, coordinador en Sirte y en Misrata de la no
gubernamental Agencia para la Cooperación Técnica y el Desarrollo
(ACTED).
"Realmente sienten que han sido abandonados por el CNT, que (sus
representantes) han demorado en visitar la ciudad más dañada" del país,
añadió. "Antes de la guerra, predominaba la idea de que Sirte recibía
muchas dádivas" del régimen.
Durante los combates, ACTED estuvo presente en las afueras de la
localidad. "Cuando estábamos allí para ayudar a los desplazados, algunos
leales (a Gadafi) se negaron a aceptar nuestra asistencia", recordó
Morrison.
"La reconciliación requerirá un largo proceso", apuntó.
Quince hombres jóvenes con chaquetas naranjas brillantes trabajan en
una carretera junto al mar, removiendo municiones y escombros, para
luego emparejar el asfalto. ACTED les paga a los residentes 30 dólares
diarios para que ayuden con las tareas de limpieza.
Hassan Alswaey, un ingeniero en computación de 37 años, dijo estar
orgulloso de la participación comunitaria para limpiar el barrio. "Es un
país afectado por la guerra, y muchas personas murieron o huyeron",
señaló.
El jefe de la administración local de Sirte, Mohammad Kablan, se
enfoca en resolver problemas urgentes como la vivienda y la distribución
de alimentos. Sin embargo, señaló que la ciudad no había recibido
dinero, y que los residentes estaban impacientes.
Pero Bill Lawrence, investigador del Centro Internacional de Crisis,
opinó que la reconstrucción de Sirte debería ser considerada una meta de
largo plazo, y subrayó la importancia de celebrar elecciones
democráticas para elegir un gobierno legítimo.
"Para Sirte, Bin Walid y otros pueblos fantasmas se pide una acción
rápida, pero nosotros estamos en contra de una acción rápida. El CNT es
relativamente débil en cuanto a legitimidad", señaló. "Se necesita más
apertura y transparencia. Esto debe hacerse de inmediato".
"En el caso de Sirte, el debate es si reconstruir o no. Yo creo que
los residentes deberían decidir, y reconstruirla como símbolo de la
nueva Libia", dijo Lawrence.
El investigador señaló que la mayor dificultad era el escaso flujo de
dinero a los bancos libios y la falta de pagos a los funcionarios
públicos.
Para Mohammad Kablan, el jefe de la administración de Sirte, otra
preocupación es la integración de las brigadas rebeldes locales a las
instituciones formales. "En todo el país estamos tratando de encontrar
el mecanismo adecuado, sea para colocar a esas personas en el ejército o
en la policía", indicó.
Pero "hay controversia entre los grupos pro y anti Gadafi dentro de
la ciudad. Nos frena un poco. Es un problema en sí mismo", añadió.
El CNT acaba de acordar una ley electoral, y se prevé realizar
comicios nacionales en junio para conformar una asamblea constituyente.
Las elecciones generales se llevarían a cabo a inicios de 2013.
Georg Charpentier, vicerrepresentante especial de la Misión de Apoyo
de las Naciones Unidas en Libia, dijo que en este país había "poco
conocimiento sobre leyes y procesos electorales".
"Es un riesgo celebrar elecciones con un ambiente de seguridad
inconexo. Algunos arguyen que tenemos que iniciar el proceso político
luego de que las brigadas hayan sido transformadas. Por otro lado, el
plazo electoral es muy corto y las brigadas llenan el vacío electoral.