Las estadísticas son escalofriantes y cada día se producen estos hechos que
al parecerno les preocupan al común de
los dominicanos.
Me refiero a los suicidios entre adolescentes y personas adultas, incluyendo
ancianos, temas que han ocupado la atención de los profesionales de la
conducta,en especial a los psiquiatras
y psicólogos.
El año pasado 643 ciudadanos se quitaron la vida y al menos 78 en lo que va
del 2012, lo que al decir de los especialistas hay una tendencia a que esos
hechos aumenten.
El suicidio es un fenómeno que se expande por el mundo. Se afirma que casi
un millón de personas mueren por esa vía para una tasa de mortalidad de 16 por
cada 100 mil habitantes. En los últimos 45 años las tasas de suicidio se han
incrementado en un 60 por ciento a escala universal.
En nuestro país, de los 643 suicidios delaño pasado, 373 involucran a ciudadanos con edades entre 20 y 45
años,297 de ellos hombres, de acuerdo a
datos divulgados por la Dirección de Estadística y Cartografía de la Policía.
Es posible que esas cifras estén incompletas porque hay casos de suicidios
que se manejan a discreción en la familia, sobre todo en aquellos lugares muy
marginados en las provincias donde todavía no existen las redes eléctricas,
estufas, televisores ni neveras.
Según los detalles de la Policía, las personas tienden a despojarse de la
vida entre las seis de la mañana y 6 de la tarde, mientras que los días que más
casos se presentan son los domingos y lunes. No entiendo la razón de escoger
ese horario.
En el 2011, tres ancianos mayores de 90 años recurrieron al suicidio y
otros 19 de entre 75 y 90 corrieron la misma suerte. Fueron 54 los adolescentes
que se mataron, incluyendo dos menores en edad entre cinco y nueve años.
Los datos son estremecedores. Continúan dándose esas situaciones en
lasque los protagonistas, en ocasiones,
dejan cartas explicando la razón de atentar contra su existencia. Las deudas,
el desprecio en la familia, la pobreza extrema, motivos pasionales, el
desempleo o falta de oportunidades, son los principales factores que veo en
este escenario y que inciden en esta desgracia.
Y este no es un problema de clase, sino de circunstancias. Algunos
ingenieros se han quitado la vida por deudas contraídas con el comercio. Lo
mismo han hecho abogados y otros profesionales al no poder recuperar la salud.
Este es un caso que tal vez amerita una cumbre de todos los sectores del
país en busca de soluciones inmediatas. La clase gobernante del futuro inmediato
tiene una gran tarea de enfocar esos hechos con la implementación de fuentes de
empleos y programas educativos que orienten a la familia sobre la importancia
de brindarle apoyo y amor a cada integrante. Es una buena forma de empezar.