Cada día estoy más convencido de que quienes estamos vivos somos los malos,
pues generalmente los que han muerto son los buenos, como en efecto ocurre con
lo que voy a comentar.
En menos de 72 horas, han partido hacia ignotas regiones dos grandes
amigos: el empresario y productor de televisión Rafael Corporán de los Santos y
el periodista Generoso Ledesma.
Con ambos
cultivé una buena amistad, caracterizada por la franqueza y lacamaradería.
Con frecuencia me juntaba con Corporán frente al edificio donde tenía sus
oficinas, pues iba a una gran bodega a comprar los ricos sándwiches que todavía
preparan. Esto ocurría casi siempre temprano en la noche, pues Corporán se
pasaba horas y horas trabajando en su programa de televisión, hasta que
oscurecía. Hablábamos de tod de política, de los artistas, de los últimos
acontecimientos del día, hasta que teníamos que retirarnos hacia nuestros
respectivos hogares.
En por lo menos tres ocasiones le propuse escribir una biografía sobre su
vida, para lo cual tenía que dedicarme muchas horas de grabaciones contándome
su historia. Corporán me dijo que lo pensaría, lo que repitió posteriormente
cuando le pregunté si iba a esperar la
muerte sin haberse escrito ese libro. En fin, nunca fue posible. Comprendí
entonces que su negativa se debía a su humildad, como me dijo el Gran Maestro
del Periodismo Dominicano Rafael Herrera, un día que le hice igual sugerencia.
“Te lo agradezco mucho, Estrella Veloz. Pero mi vida carece de importancia como
para que se escriba un libro sobre mí”, me dijo en tono humilde don Rafael, con
quien compartí más de 20 años de ejercicio profesional en el Listín Diario. Con
Herrera aprendí a no precipitarme al escribir algún comentario personal, y con
el abogado y escritor Héctor Pérez Reyes a no formarme un juicio de valor sobre
una persona o acontecimiento sin antes tener una idea acabada de esa persona o de
ese acontecimiento.
Mi relación con Generoso Ledesma tuvo otra vertiente. Cuando la Revista Ahora
dejó de publicarse en el año 2004 y donde yo era Encargado de los asuntos
ecológicos, me vi sorpresivamente sin trabajo. Había sido despedido
injustamente del Listín, quizás por rivalidades internas derivadas de la
ambición de algunos por posibles ascensos en el área ejecutivo, quizás por
envidia, no sé. Pero esa es otra historia.
Generoso Ledesma era entonces el Jefe de Redacción de la Revista Cañabrava,
del médico y comunicador don Julio Hazim, su fundador. Un día visité a Generoso
Ledesma, quien antes de invitarme a que me sentara en su Despacho comentó:
“No me digas nada, Estrella Veloz.Sé a lo que has venido. Comienza a escribir reportajes, que te pagaremos
lo que tú mereces”.
Así lo hice, y doy testimonio de que hasta el día de hoy, creo que han sido
los escritos mejor pagados del periodismo dominicano, gracias al doctor Hazim,
que sabe valorar el trabajo de los periodistas y quien nunca, como tampoco
Generoso Ledesma, censuraron mis escritos.
La ayuda que en su momento ambos me proporcionaron en un momento difícil,
nunca la olvidaré.
Ahora que Corporán de los Santos y Generoso Ledesma han muerto, es que
pienso que a personas así el Todopoderoso debería dejárnoslo más tiempo. Pero
Él, Divino Hacedor, es quien determina las cosas relacionadas con nosotros,
simples mortales, que más temprano que tarde tendremos que rendirle cuentas
sobre nuestras actuaciones.
Pido al Señor que haya acogido en paz las almas de un Corporán generoso y
de un Generoso que siempre fue admirador de Corporán.