México (PL) La Ciudad de México invita a caminarla, a sumergirse en ella
toda con el asombro primero del recién llegado que se pierde en la
conjunción de lo prehispánico, lo colonial y lo moderno.
Pocas ciudades en el mundo poseen una historia tan rica y antigua como
ésta. Una urbe cuya zona metropolitana ha albergado importantes
asentamientos humanos desde hace más de dos mil años.
Para el forastero su altura â€"dos mil 240 metros sobre el nivel del marâ€" es un desafío constante.
Según cuentan los mitos aztecas, una profecía anunció que en aquel lugar
donde el pueblo Mexica encontrara un águila devorando una serpiente
sobre un nopal, habrían de construir un templo en honor de una
importante deidad.
Y la visión se materializó hacia 1325, en una zona lacustre en la
planicie central del México moderno, en el antiguo lago de Texcoco. A
partir de entonces erigieron allí a México-Tecnochtitlán, capital del
imperio Mexica.
Los aztecas mostraron un gran ingenio para construir una villa en esas
condiciones. La técnica más importante fue la de desecar pequeños lotes
de tierra (hoy en día llamados chinampas) dejando canales libres para el
flujo de productos y personas.
Desde aquel entonces, y hasta nuestros días, uno de los problemas más
difíciles de resolver fue la constante amenaza de inundaciones y en la
actualidad, al observar los edificios del Centro, se aprecia la mágica
sensación de que están inclinados hacia diferentes direcciones, porque
sus cimientos están colocados encima de un área que antes era sólo agua.
Rodeada de leyendas, dicen que el nombre México proviene del mexica,
denominación que los aztecas se daban a sí mismos en honor a su dios
Huitzilopochtli, resultado de la simbiosis de las palabras nahuas meztli
("luna") y xitli ( "ombligo").
Pero hay quienes aseguran que la denominación "Ombligo de la Luna" se
debió especialmente a una isla ubicada dentro del lago Texcoco o la
forma que semejaba éste con el conejo dibujado en la superficie del
astro que es visible en plenilunio.
Nombres de vías, barrios, acequias, albarradas y acueductos ya estaban
incorporados al trazado citadino cuando en 1521 cayó en manos de los
españoles que comenzaron a alzar sus nuevas construcciones sobre las
halladas en el momento del reencuentro entre las dos culturas lo que, a
juicio de no pocos, fue símbolo de dominio e intento de humillación
hacia los pueblos nativos.
Luego surgió el sentimiento secesionista respecto de España, el
descontento de los criollos, el deseo deindependencia…Esta Ciudad de
México moderno resume todo ello. Ahora, al desandarla, aparecen los
nuevos y los viejos sitios. El alma se revela en sus calles y avenidas,
en sus lugares imperdibles como la Plaza de la Constitución, el llamado
Zócalo capitalino, donde están el Palacio Nacional y la Catedral
Metropolitana.
-el Monumento a la Revolución, ubicado en la Plaza de la República,
donde se aglomeran centenares de lugareños día a día para conocer la
historia, disfrutar el entorno o donde las parejas se besan a la vista
de todos.
-en el Ángel de la Independencia, donde cada acontecimiento importante transcurre en la ciudad pasa por ahí.
-el Bosque de Chapultepec, un hermoso pulmón verde dentro de tanta
modernidad de la que otrora fuera la Ciudad de los Palacios, convertida
ya en un conjunto abigarrado de múltiples rascacielos que proliferan por
todos los rumbos de la capital y sus alrededores.
Es, en fin, la ciudad abarrotada: por millones de habitantes, por
millones de automóviles, por millones de hispanohablantes, por la
contaminación creciente, por el ruido de las sirenas, por los
contrastes, por las tortillas de maíz y los tacos, por el tequila y el
mariachi y por esos edificios del Centro que se resisten a caerse. Es
Ciudad de México, la que nos devuelve, a lo largo de los siglos, aquel
calendario azteca que intentó ofrecer con exactitud milimétrica los
detalles del tiempo.
* Corresponsal de Prensa Latina en México