Un ejemplo muy notoriodel ejercicio irresponsable del poderconsisteen cerrar los oídosante los
clamores de la poblacióncuando
reclamasolución a los problemas que la
atosigan.Pero también esexpresión de irresponsabilidad – quizás el
menos lesivo-que un jefe de Estado se
lancea las callles, cuando le
quedanpocosmeses de mandato,para ofrecer lo que antes no hizo.
Durantelos siete años y medio que lleva el doctor LeonelFernández al frente del gobierno,cientos deorganizaciones sociales y voceros comunitarios de uno a otro confín del
país han estado solicitando la construcción de obrasfísicas necesariaspara sus respectivas localidades.
En todo ese tiempo, el presidente
Fernándezno escuchó lassúplicas de quienes demandabanreparación de calles y carreteras,saneamiento de cañadas,construcciónde escuelas o instalación de acueductos, entre otras necesidades
perentorias.
Pero de repente, el mandatario ha decidido
recorrer el territorio nacionalpara
sembrarlo de promesas. Promete aquí y promete allá y promete hasta lo que no se
le ha solicitado.Ofreció proyectos en
La Romana, Baní, Santiago, Samaná, enbarrios de la Capital yprovincia
Santo Domingo.
Justo a dos meses de las elecciones en la
que será escogido susustituto,
Fernández ofreceinfraestructurasque llevarían mucho más del tiempo que le
queda en el ejercicio del poder,ypor demás compromete la administración de su
sucesor.Sólo en Puerto Paltaprometió levantar obras por valorde tres mil millones de pesos. Sume con las
de otros lugares.
La Plaza de la Banderapermaneció largo tiempo esperando
mantenimiento. Pero no había medio millón de pesos parareponer una losa, limpiar la fuente,
colocarle bombillas. Perode pronto, fue
reparadaa gran velocidad a un costo de
80 millones. Un día se sabrá la verdad.
Elpresidente Fernándezofrece la
construcción decentros multiusos,
asfaltado de calles, escuelas ymayor
vigilancia para controlar lapeligrosa
inseguridad en quevive el pueblo dominicano.
Es lo que ha pedido la gente duranteestos siete años y medio. Pero para eso no había fondos.
Ahora el Presidente se mueve por el país,
regando promesas.Cada movimiento del
presidente Fernández está orientado a su campaña electoralpara el 2016, y de paso procura impulsar al
alicaído candidato de su partido, para las elecciones deeste año,quien definitivamente no acaba prender en la aceptación popular.
La pretensión deinventar en dos meses lo que debió hacer en
ocho años, -lo que nunca se hizo- resulta a todas lucesuna actitud poco sensatadel doctor Fernández. Y es además, una burla
a tanta gente buena que aparenta confiar en su rosario de promesas.Pero…él es así.