A lo largo de la historia siempre hemos sufrido los efectos disociadores de los mercenarios políticos. Personas que por un mendrugo -o una buena tajada y favores- operan a favor de un jefe político.
Existen importantes fortunas obtenidas a partir del favoritismo como pago delealtades políticas o ideológicas como vimos tantas veces en el trujillismo y el balaguerismo.
Esas taras que afean cualquier gestión política se han dado desde el principio en el período que debemos definir como post balaguerismo, o post autoritarismo.
El balaguerismo lo consideramos vigente hasta el año 2000, porque fue la última ocasión en que el patriarca reformista participóen un certamen electoral y en el que obtuvo aproximadamente un 25% del electorado.
El fenecido presidente -jefe del sector conservador del país- no negó que en sus dos primeros gobiernos creciera la nómina de millonarios en el país, pero no lo atribuyó a la corrupción, sino a ganancias en el programa de construcciones de obras del Estado.
Más allá del alegato del caudillo reformista todos sabemos las diabluras ocurridas en el Consejo Estatal del Azúcar y la Corporación Dominicana de Empresas Estatales, la denominada CORDE.
Más allá de zafras más o zafras menos -ya sean productivas o no-no tenemos hasta ahora un índice indicativo de hasta donde ha llegado el pillaje de las tierras del CEA, un ente que tras la salida de los Trujillo se comprobó que tenía más de cuatro millones de tareas como propiedad legítima. Sencillamente nunca se ha hecho un peritaje confiable.
Tampoco se ha sabido de una serie de graves anomalías ocurridas en la llamada CORDE. Los bienes de ambas entidades han servido para pagar favores políticos a mercenariosdel régimen -especialmente el de Balaguer- y aún en administraciones más recientes.
Hasta el mismo Trujillo inventó con una diversificación de la industria azucarera y recuerdo que se construyó en la proximidad de Molinos Dominicanos una casita hecha con madera a base de bagazo de caña. Con el tiempo la casita se disolvió, nunca se pagó a la empresa suiza que habría “vendido” los equipos, y desde luego, el proyecto se esfumó.
Ahora hay denuncias graves de enriquecimiento a base de los negocios del Estado y los programadores de la campaña electoral perredeísta han tomado la corrupcióncomo el elemento central de la misma.
No hay que hacer mucho esfuerzo en un país que Transparencia Internacional lo coloca en los últimos lugares en el ranking mundial con respecto a la honestidad, pero esa alegación debe explicar que caímos del barranco ético en que nos dejó la administración del ingeniero Hipólito. Porque si no hay diferenciaciónel argumento no es válido.
De los30 mil millones que en algún momento dijo Leonel que se perdían en la corrupción, a lo que se anuncia que se pierde en Alemania (250 mil millones de euros) hoy en día, debe suponerse que la situación no ha mejorado e incluso que probablemente se ha incrementado.
Siempre sufriremos el dolor de ver como se esfumó el patrimonio dejado por la tiranía al Estado Dominicano.
En una entrevista hace muchos años, pregunté a Balaguer acerca de su visión del futuro del patrimonio empresarial del Estado y me respondió que aspiraba a que se desarrollara indefinidamente, pero pocos meses después desapareció la fábrica de papel de Villa Altagracia. ¡Bonita aspiración!.
Ese patrimonio inmenso que debiera ser el motor del crecimiento económico del país, sencillamente desapareció. Queda la tierra porque no se la pueden llevar.
Pero la misma tierra ha sido difuminadaen manos de generales, exgenerales y todo tipo de cretinos que en algún momento han contado con el favor del oficialismo.
Ahora le ha tocado el turno a los accionistas de compañíasimportadorasde alimentosque lucran con el sacrificio de los productores locales.
También esos mercenarios pasarán y ojalá sufran en su momento el estigma público. ¡Hasta luego baby!.