<span style="font-weight: bold;">VENTANA: Los estrategas de la política siempre tratan de agenciarse el favor de
esa denominada masa silente para la causa de su candidato. Saben que puede
constituir la diferencia. </span>
En lo que resta para las elecciones del 20 de
mayo, varias encuestas serán dadas a conocer. Los resultados que arrojen pueda
que tengan que ver con los particulares intereses que haya de por medio.
Hay quienes sostienen el criterio que las
encuestas de mayor confiabilidad son las que toman en cuenta a ese segmento
poblacional que no está inscrita en ningún partido, no participa del activismo
político, que no saca bandera de ningún color, y mucho menos permite que le
coloquen propaganda en los frentes de su casa.
Por tradición, en este país hay miles y miles
de votantes que se manejan en esas condiciones. Es la llamada masa silente, que
en ocasiones era tomada en cuenta en los discursos de políticos como Joaquín
Balaguer y José Francisco Peña Gómez. Pero siempre ha sido apetecida por
políticos de amplia raigambre y hasta por aquellos que no dejan de ser meras
siglas.
Así como hay abuelos y abuelas que tienen sus
reservas para manifestar sus simpatías políticas en tiempos de campaña, de la
misma manera hay jóvenes, se podría
decir que miles y miles en todo el país, que no necesariamente andan pregonando
por cuál de los partidos o candidatos van a emitir su voto.
De los 6 millones 507 mil 468 electores que
tendrán derecho al votoel próximo 20 de
mayo, según lo consigna el padrón elaborado por la Junta Central Electoral
(JCE), hay que tener en cuenta que un amplio porcentaje no se inmiscuye en
actividades de proselitismo partidarista.
Y es precisamente a ese gran público que
partidos, candidatos y estrategas dirigen sus mensajes de convencimiento para
captación de simpatías y venderles sus ideas respecto a lo que proyectan hacer
en caso de alcanzar el poder.
Los partidos y la dirigencia política saben
que los electores incluidos en la denominada masa silente tienen un
comportamiento muy variante a la hora de decidirse por tal o cual candidato,
que regularmente solo se manifiesta cuando acude al centro de votación que le
pertenece.
En muchos casos, los niveles de conciencia y
la capacidad de raciocinio influyen sobremanera para que electores incluidos
entre la masa silente se inclinen por tal o cual partido o candidato.
Es que el voto de la llamada masa silente se
caracteriza por lo disímil que pueden ser las manifestaciones de quienes forman
parte de la misma, en la que se incluyen profesionales, obreros, amas de casa,
artistas, deportistas, estudiantes, desempleados, religiosos, no creyentes, y
con su etcétera.
Quien escribe conoce personas
que han dado su voto en unas elecciones a un candidato a síndico por el hecho
de que en otra oportunidad éste “le arregló” su calle, o a tal candidato a la
Presidencia porque construyó la escuela en su comunidad.
De la misma manera, he conocido electores que dieron
su voto a favor del partido de un diputado porque ese legislador contribuyó para
que un hijo o un hermano consiguiera un empleo en tal o cual empresa o
institución.
Pero no todo se queda ahí, en dar un voto por una
mera complacencia, muy particular, por ciento. Ya en estos tiempos la mayor
proporción de la propia masa silente, aun cuando no se involucra en actividades
partidaristas, observa a distancia lo que están haciendo los partidos, el
discurso que tiene cada candidato en particular, qué se persigue en caso de
llegar al poder.
Los avances tecnológicos han puesto en niveles
de alerta a los distintos sectores que viven y sienten el palpitar económico,
social, político y de otras índoles, lo que en tiempos ya idos era difícil de
aquilatar, y que la ciudadanía podía fácilmente ser presa fácil de las promesas
y propagandas de los políticos.
En
resumidas cuentas, en toda campaña electoral, aún cuando las encuestas puedan
dar resultados más o menos certeros y que coincidan en parte con los resultados
en las urnas, los estrategas de la
política deben de tomar muy en cuenta el discreto sentir de esa inmensa legión
que componen las personas de la denominada masa silente.