Desde tiempos
ancestralesse ha dado por cierto
el concepto de que “los pactos” se suscriben para que sean cumplidos. Pero ese
criterio no vale necesariamente aquí.
Antier monseñor Agripino
Núñez que tiene en su haber una impresionante cartera de pactos suscritos en el
país, negociados por él, le agregó otro a su portafolio.
El de anteayer nació
bautizado con el nombre de “Pacto por la Civilidad”, lo que anunciaba que desde
ese momento nuestros políticos se comportarían como legítimos ciudadanos,
respetuosos de las buenas costumbres.
Pero antes de que la tinta
conque Hipólito Mejía firmaba el pacto se secara, ya el doctor Emmanuel Esquea
Guerrero, del equipo político del candidato del Partido Revolucionario
Dominicano, ofrecía una rueda de prensa para anunciar que someterían a la
justicia a un cuestionado legislador del PLD.
De inmediato surge la pregunta:
¿Oh, y para que se tomaron la molestia -Hipólito dijo que retrasó un viaje para
poder firmar- de ejecutar esa parafernalia insincera que atrajo la atención de
la opinión pública creyéndose en la seriedad del mismo?. Parecería que se trata
de una tomadura de pelo al país, y a los sacerdotes que lo promovieron.
Es verdad que este es un
país en el que un gran jefepolítico
dijo en su oportunidad que “la Constitución es mas queun pedazo de papel”, que
lo importante eran las convicciones democráticas del jefe del gobierno, pero
ese aserto no era ni es cierto.
En aquellos países en donde
los políticos tienen que respetarse y respetar la Constitución, la Carta
Fundamental de la sociedad se cumple por encima de todo interés personal o circunstancial.
Porque así a una persona
(hombre o mujer) se le respeta por su conducta pública y privada, asimismo a un
país merece consideración o rechazo cuando observa meridianamente la letra de
su Carta Fundamental.
Y si una organización
política, o un candidato de ésta, asiste a firmar un pacto por la civilidad, o
por lo que fuera, no puede un colaborador dar una nota negativa anunciando una
acción que desdice todo lo que se ha firmado.
Lo que a nuestro parecer resultaría
respetable es que se anuncie que por cumplimiento de ese acuerdo se reservaría
el derecho de iniciar acción pública tan pronto pase el tiempo de un mes y 20 días
que faltan para las elecciones generales, y que a continuación se procedería a
la acción pública la cual no perime porque hayan pasado las elecciones.
Esa habría sido una elegante
demostración de un buen sentido político y se entendería que el sometimiento
anunciado respondería más al interés público permanente que al uso del
“escándalo” para fines estrictamente circunstanciales buscando ganancia en un
período electoral.
Entonces la acción del
doctor Esquea -a quien respeto y estimo- no se vería contaminada por el interés
circunstancial de la campaña política y orientada a echar baza en contra de su
adversario.
Esa sería una lección cívica
encomiable acorde con la firma de un “pacto por la civilidad”,pero el anuncio de Esquea degrada el
“Pacto” firmado por su jefe político el ingeniero Hipólito Mejía.
Esas son las decisiones que
decepcionan a muchos en este país en donde con frecuencia se compromete una
cosa y se cumple otra. Y puedo afirmar aquí que la insinceridad no es buena ni
en la política ni en ninguna otra actividad humana.
Es cierto que un caso
probado de extrema corrupción puede cambiar el rumbo de una campaña política en
una sociedad como esta y Esquea tiene suficiente edad para saberlo. Pero
también deb saber que su contendor también “armas en su fortin”.
Debe recordar el caso de una
supuesta jovencita hija de un
senador que se le atribuyó una relación con el Presidente Guzmán. Una vez pasó
el momento político que originó la invención, los detractores de Don Antonio -serio
y venerable- se olvidaron del tema.
A Danilo no se le ha podido
atribuir ninguna inconducta y esta campaña contra el senador Bautista se ve
como un ataque indirecto a su candidatura.
Aquel que ya está iniciado
en la “cruzada de la corrupción” -aunque aparente ser falsa- seguirán en la
misma con el ahínco de un monje tibetano.
Pero la gran mayoría del
país no se va a dejar embaucar y el esfuerzo que se aprecia efectivo, podría
terminar invirtiéndose. Piensen, y piensen bien.