<span style="font-weight: bold;">En cambio, la propuesta de Danilo es una
propuesta que además de viable, constituye una consistencia teorética de más de
doce años, pues presentada en el año 2000, ha resistido impertérrita el paso
del tiempo debido a su solidez carente de la demagogia chabacana de otras
propuestas infelices y de triste recordación para el pueblo.</span><br><br>8 de abril 2012.-El pensamiento historicista de la República
Dominicana está cayendo en los mismos dislates de que acusa Karl Poper al
historicismo en general, pues al enfrentar en la actual contienda electoral al
candidato con la mejor, por no decir única propuesta social factible, Danilo
Medina, está incurriendo en errores garrafales, por ejemplo, hablar de hartazgo
como condición holística de la propuesta de Danilo es pura fabula, pues la trayectoria
de Danilo resiste toda prueba respecto a lo que pueda denominarse hartazgo una
vez es contrapuesto sobre el verdadero hartazgo que vivió la República bajo la
dictadura constitucional del PPH, dictadura, siguiendo el lenguaje de los
apologistas de esa expresión, que incluyó a la justicia, el Congreso, los
ayuntamientos, el Poder Ejecutivo, la pepecard, el desorden, la desidia, la
degradación, en una palabra, la anarquía general de la República. Esa situación
si constituyó un hartazgo nacional y una dictadura constitucional que revivió
la reelección presidencial como colofón caricaturesco.
En cambio, la propuesta de Danilo es una
propuesta que además de viable, constituye una consistencia teorética de más de
doce años, pues presentada en el año 2000, ha resistido impertérrita el paso
del tiempo debido a su solidez carente de la demagogia chabacana de otras
propuestas infelices y de triste recordación para el pueblo.
El reduccionismo historicista se nota también
en el holismo reduccionista de que la propuesta de Danilo se limita a una
determinada acumulación originaria real o supuesta. Nada más lejos de la verdad
pues se trata de hechos no probados, de cosas que se dicen en campaña cuando se
desea eludir el debate de fondo. Danilo nada tiene que ver con esa supuesta o
real acumulación originaria, en cambio, el PPH si tiene conexión directa con
ciertas situaciones de la que ha sido apoderada la justicia dominicana y que no
fue llevada a feliz término debido a una supuesta ingobernabilidad que
resultaría de ello, como a la incapacidad manifiesta de cierta administración
de la Procuraduría en encausar amagnates del PPH.
Frente a esas reales actuaciones de
acumulación originaria vía el Estado nada dijeron nuestros apologistas, se
limitaron a mantener un silencio cómplice. En cambio, ahora pretenden que le
sea conferida la gracia del ave fénix, premio que, de ser otorgado, sería
inmerecido para una literatura inconclusa y muy parcializada. Es decir, carente
de la objetividad que debe adornar a la crítica verdadera, constructiva y
democrática. Acumulación originaria desde el Estado es otorgar pensiones
millonarias a servidores públicos que hundieron la nación en el más
desconsolador tollo económico, moral, social y político en lo que va del siglo
XXI.
Cuando se habla de clientelismo político el
PPH se lleva la palma, la presente Administración ha cometido el pecado de
repetir esas prácticas sin rubor, pero
el pueblo sabe la posición de Danilo al respecto, ha dicho que las detesta y
que llevará racionalidad a la hipertrofiada burocracia, herencia maldita del
PPH que no ha sido erradicada del Estado.
Un verdadero debate al respecto, del líder del PPH, como de sus apologistas,
debería iniciar por un mea culpa, y por garantías tangibles al pueblo,de que en el supuesto de una victoria del
pasado, no serían repetidos los
desafueros que le fueron característicos.
Si a historicismo vamos, es decir, si a
hablar del peligro del pasado vamos, la carga del PPH se haría insostenible
para nuestros apologistas. Baste decir que Danilo es un hombre de partido, de
partido de cuadros, de partido de círculos de estudios, de partido estudios de
la sociedad dominicana para superar sus taras historicistas. “Corregir lo que
está mal, mantener lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho”,
constituye un análisis estructuralista de la realidad concreta de la sociedad
dominicana que no puede ser puesta en cuestión por el historicismo degradante
de un “llegó Papá” con toda su carga de populismo barato e historicismo negador
de libertades democráticas. Pues no es un demiurgo de hegelianos de derecha
populistalo que requiere el país, y mucho menos uno vocinglero y chabacano. Lo que requiere el país es la superación de
sus males ancestrales consistentes en un ir y venir de las ideas conservadoras y las
liberales, las una destruyendo y las otras construyendo. El país se merece un
periodo de oro en donde la moral, la política y la virtud prosperen sobre los
derroteros que nos mantienen en el atraso. Requerimos un estado perfectible y
mejorable.
En pocas palabras, junto a Platón abogamos
por un estado sin cambios hacia el pasado, detenido en un futuro de progreso,
en la institucionalidad democrática, en fin, en una forma política donde el
ciudadano sea dueño y el constructor de su propio destino, sin que tenga
necesidad de un “Papá” gruñón, atrasado, decadente, atrapa todo, corrupto y con
apologistas tendenciosos.
Así, pretender, como pretenden algunos, un
cambio hacia atrás, sustituir la idea de progreso con institucionalidad por el
caos a secas, es degradante. Pues no se trata de cambiar por cambiar sino de perfeccionar,
de mantener lo que está bien y de hacer lo que nunca se ha hecho, en pocas
palabras, de lo que se trata es de hacer ingeniería social. Todo planteamiento
holístico de superación de la corrupción, del hartazgo, del clientelismo,es bienvenida; en cambio, toda posición
tendenciosa debe ser rechazada por oportunista e infructuosa. No se olvide que,
para Platón: “el bien es todo aquello que se preserva” y el mal “todo aquello
que se cambia, que se destruye o
corrompe.” En pocas palabras, “el cambio es el mal y el reposo lo divino.”DLH-8-4-2012