Nada extraño viene ocurriendo en República Dominicana,
toda vez que esta vive un proceso electoral que deberá concluir con la elección
el 20 de mayo del nuevo presidente y el vicepresidente o vicepresidenta de la
República. <br>
Es un proceso en el que las fuerzas políticas
contendientes tratan ganar la fidelidad del votante y para ellos recurren a las
más diversas iniciativas de publicidad y propaganda en su estrategia por retener
o alcanzar el poder. <br>
Como el
sistema electoral dominicano no dispone con una autoridad regulatoria, depende
de la voluntad de los partidos políticos decidir los límites de sus acciones en
el proceso. <br>
Es bien sabido, que la Junta Central Electoral
(JCE) se limita a asuntos formales del proceso, que no dispone de las
suficientes herramientas legales para imponer límites a los partidos, y si cuenta
con algunas el propio ente electoral se desentiende de los mismos. <br>
El propio Tribunal Superior Electoral hizo un
debut poco airoso, pues sus primeras sentencias, ha estado rodeadas de dudas, o
más bien inclinadas hacia una de las partes en disputa. Hay que rogar a Dios
que haya unos resultados cerrados y que caiga en poder de ese organismo una
decisión si fuera necesaria alguna apelación. <br>
Así las cosas, cada partido actúa “como chivo sin
ley”, debido a esa ausencia de regulaciones legales. Es lo que explica que se
requiera de un pacto, con testigos, en el que los actores principales se
comprometen a reconocer los resultados que sean emanados de las urnas el 20 de
mayo. Es en esa comisión de testigo donde hoy descansa la autoridad ante la
ausencia de instituciones fuertes en el sistema electoral dominicano. <br>
Los dominicanos están siendo convocados a votar el
20 de mayo, y se espera que como en pasados comicios acudan de forma ordenada a
las urnas. El deseo es que quienes están llamados a contar esos votos respeten
la voluntad popular. <br>
Pero a estas preocupaciones, es justo decir que los
precedentes de las elecciones presidenciales desde 1996 a la fecha son
referentes positivos, pues quien no ha sido favorecido con el voto mayoritario
lo ha reconocido a tiempo. Eses ejemplo es el que esperamos todos los
dominicanos y dominicanas este 20 de mayo.