<span style="font-weight: bold;">VENTANA: Por más pronunciadas que sean las divergencias, entiendo que no se debió
llegar a los extremos que llegó Hipólito, al referirse a los jueces de la
Suprema</span>
Hipólito Mejía está en la discusión por el poder, teniendo de frente al
mismo rival al que venció hace doce años en una discutida primera vuelta
electoral. Me refiero a Danilo Medina, también con amplias posibilidades de
alzarse con la victoria.
En uno de estos dos políticos está el próximo
presidente de la República Dominicana, decisión que se conocerá cuando se den a
conocer los resultados que arrojen las urnas. Eso podría decidirse el domingo
20 de mayo.
En caso de que sea Hipólito el ganador de las
elecciones, una vez se haya instalado como Jefe del Estado podrán darse
situaciones que le acarrearían ciertos inconvenientes.
¿A qué me refiero? Es fácil de identificar. Sencillamente, la actual
composición del Congreso Nacional, entiéndase ambas cámaras legislativas; la
Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior
Electoral en su gran mayoría están conformados por profesionales leales a las
directrices del actual presidente de la República, Leonel Fernández, o que
tienen fuerte vinculación con el partido oficial.
Sin ni siquiera haber llegado la
fecha de las elecciones, y sin tener la certeza de que vaya a salir airoso en
la prueba, ya Hipólito ha usado el látigo contra magistrados que forman parte de
la Suprema Corte de Justicia.
Veamos lo que dijo el ex presidente y
candidato del PRD en una actividad organizada por la Fundación
Institucionalidad y Justicia (Finjus): “Ayudando a quitar a una serie de
pelafustanes que no se merecen estar ahí. Se jugó a la demagogia, se jugó al
cuento y al clientelismo para nombrar ahí a una pila de pelafustanes que no se
merecen estar en la Suprema Corte de Justicia”.
Las respuestas contrarias a esas expresiones, y no necesariamente del
litoral de la Suprema, incluyeron al Vicepresidente Rafael Alburquerque, al
presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez; al director de Alianza
Dominicana Contra la Corrupción (Adocco), pero también a Danilo Medina,
principal rival de Hipólito en la lucha por el poder.
Medina consideró que las expresiones
de Mejía constituyen “un irrespeto a la institucionalidad democrática del país”,
y que éste no puede considerarse que está por encima de la ley.
Por más pronunciadas que sean las
divergencias,entiendo que no se debe
llegar a los extremos que llegó Hipólito, al referirse a los jueces de la
Suprema Corte, quienes por demás son escogidos por los miembros del Consejo
Nacional de la Magistratura.
Hipólito, quien en más de una
oportunidad ha dicho que él es su propio vocero, debió calcular sus expresiones.
Incluso, le pudo convenir no haberlas dicho.
El coordinador general de Adocco, Julio César
de la Rosa, dijo que el hecho de que esas palabras salgan de un candidato
presidencial en plena campaña electoral podrían trastornar la institucionalidad
del país.
Recordó que los integrantes de la
Suprema Corte fueron escogidos por el estamento que contempla la Constitución:
el Consejo Nacional de la Magistratura, sobre todo por haber cumplido con la
cuota del 75% de los miembros provenientes de la carrera judicial.
El artículo 179 de la Constitución
establece entre las atribuciones del Consejo Nacional de la Magistratura designar
los jueces de la Suprema Corte de Justicia.
En caso de ganar las elecciones, Hipólito
tendría que buscar sintonía con un Congreso Nacional dominado por el PLD, con
el que “irá parejo” en cuanto a cantidad de tiempo en ejercicio, hasta el 2016.
Tomando en cuenta que la mayor parte de los
integrantes de las altas cortes y el Congreso Nacional tienen más proximidad
con el PLD y Leonel Fernández, Hipólito tendrá que “negociar” frente a
determinadas circunstancias que se produzcan. Eso en caso de que el resultado
en las urnas le favorezca.
Ahora misma, quien queda mejor
posicionado, gane o pierda su partido, es el actual presidente Leonel
Fernández, tomando en cuenta que tomó parte en la conformación de las altas
cortes, y tiene una sólida simpatía en ambas cámaras congresionales. Lo dicho
por Hipólito, debió provocarle risas.