Como van las cosas, la población debe prepararse para pasar momentos
difíciles en este proceso electoral. Los insultos, irrespeto a las personas, acusaciones y contraacusaciones,
están ocupando espacios en los medios de comunicación de masas y eso no es
bueno para esta nación que tanto ha sufrido por culpa de la sinrazón de nuestra
clase gobernante y la inmadurez de la población en sentido global.
Lo más indignante es que esos insultos provengan principalmente de
candidatos presidenciales que aspiran gobernar el país.
Estamos observando cómo la sociedad se va desgarrando a causa de la
insensatez de los que tienen la misión de propiciar la tranquilidad y la paz.
El desbordamiento de las pasiones políticas nos está empujando hacia un
abismo profundo en la medida que se acerca el día de las votaciones.
Se estila mucho odio desde la oposición hacia la clase gobernante. El
llamado Pacto de la Civilidad no ha servido para unir a la familia dominicana.
Es más bien un acto adornado de mucha demagogia e irresponsabilidad.
También hay odio desde los comunicadores y periodistas atrincherados
alrededor de los candidatos. Ver algunos programas interactivos en la
televisión o escuchar los que se difunden en la radio, dan ganas de eructar.
Hay violencia mediática por doquier. Todos estamos haciendo un flaco servicio
al país., de manera que los medios de comunicación tienen su cuota de
responsabilidad en esto.
Después de la firma de ese convenio, las cosas han empeorad los ataques
personales, las amenazas, los insultos, han crecido de forma alarmante.
La rabiosa posición del general retirado Pedro de Jesús Candelier en el
sentido de que estaría dispuesto a matar en el caso de que escamoten los votos
al PRD, es una actitud errónea que debe ser rechazada por la población, sin
importar al partido que pertenezcan. Igual rechazo habría que hacer si esa
posición proviniera de cualquier sector de la sociedad.
No estamos viviendo en una selva (aunque muchos creen que sí y propician
acciones para que sea así), sino en un país que ha sufrido mucho por los largos
períodos de dictaduras ypor tanto
necesita vivir en paz.
Y como cada hechos traen respuestas,el jefe de la Policía José Armando Polanco Gómez advirtió que las
declaraciones de Candelier son improcedentes y lo acusó de troglodita, y de
paso recordó que en el país nadie está por encima de la ley y quien cree que sí
tendrá a la Policía de frente. La advertencia está hecha.
A partir de ahora, se producirán reacciones de antiguos soldados y policías
involucrados en el activismo político a favor o en contra de estas dos
posiciones.
La prueba de lo que decimos ya está. El movimiento denominado “La Hora
Nacional” advirtió a los civiles, así como a militares y policías en retiro, a
mantener una posición de conducta civilizada, reflexiva y de apego a la paz, en
este proceso electoral.
El llamado apareció en un comunicado difundido a través de la Dirección de
Relaciones Públicas de la Policía Nacional en el cual se afirma que en estos
momentos la pasión política tienda a desbordarse, lo que constituye un peligro
para el país.
“Esto lo decimos, en razón de que en los actuales momentos la pasión
política tiende a desbordarse y que personas que estuvieron a lo largo de su
vida al servicio del orden público y del equilibrio social, pudieran perder de
vista ese estado de conducta, haciéndose un grave daño a sí mismo”, dice el
comunicado.
Es obvio que esas declaraciones constituyen una afrenta pública a las
desafortunadas palabras del general retirado Candelier.
La cúpula de los partidos políticos tiene que actuar rápido para desactivar
posibles enfrentamientos violentos en este proceso electoral, que puede
degenerar en sangre y no queremos eso.
Siempre he dicho que existe una buena proporción de los habitantes nuestros
que todavía no entienden el verdadero significado de democracia participativa.
Aquí se hacen y dicen cosas que no debieran ocurrir. Se le da riendas sueltas a
las pasiones que conllevan a irrespetar las leyes, a la figuradel Presidente, a vulnerar los derechos
ciudadanos, abusar de los consumidores, entre otras violaciones, y todo sigue
igual.
Y todo por el bendito costo político que conlleva corregir esas aptitudes.
Si no se toman medidas a tiempo, el país corre el riesgo de caer en un
vacío y no se puede dar oportunidad a que surjan más actos de violencia. Ya
estamos hastiados de esa vaina. De las elecciones surgirá un ganador y el
perdedor debeaceptar con gallardía su
derrota. Así de simple.