4 de mayo 2012.-El dirigente político
Temístocles Montás consideró anoche válido recordar en estos momentos a los
votantes el argumento de que “no todo el que quiere ser Presidente puede ser
Presidente”, yque por no ser captado en
el 2000 permitió que Hipólito Mejía ganara la Presidencia de la República que busca
nuevamente.
Dijo
que ese es el mensaje que quiso dejar al poner en circulación la segunda
edición de su obra “La Gran
Estafa: Lo que estaba predicho”, subtitulada “El legado
que deja Hipólito Mejía”, presentada por el senador José Rafael Vargas (PLD-Espaillat)
en el hotel Hilton de esta capital ante decenas de invitados.
En
la mesa acompañaron al autor los embajadores dominicanos Aníbal de Castro, en
Washington y Virgilio Alcántara, en Naciones Unidas; Rafael Pérez Modesto,
gerente del Consejo Nacional SeguridadSocial y Vargas.
Montás,
presentado por Juan Monegro, confió en que el PLD, que postula a Danilo Medina,
ganará debido a la estratégica alianza con el opositor Partido Reformista
(PRSC) que le garantizó el primer triunfo en 1996 al 2000, cuando perdió de
Mejía.
Observó
que previo a la derrota ese año, al final de la campaña, él y Leonel Fernández
entendieron que debían dejar al país un testimonio en un spot publicitario en
que prevenían que “no todo el que quiere ser Presidente puede ser Presidente”.
“Pero ese mensaje sobre las
repercusiones que tendría para el país que Hipólito ganara la Presidencia no llegó, no
fue captado” en la ocasión, por lo que dijo esperar que sea entendido esta vez.
El miembro del comité
político y central del partido oficial declaró que desde la reforma
constitucional de 1994, la que estableció segunda vuelta y sistema de balotaje,
se abrió en el país una nueva manera de hacer política que el PLD aprovechó
desde que en 1996 aceptó el apoyo de Balaguer que le dio el triunfo desde el
Frente Patriótico.
“Ahora bien, en el 2000 no
se pudo repetir el frente, lo que explica el porqué se perdieron las
elecciones. Inclusive, Leonel, cuando se buscaba culpables, dijo que para saber
porqué perdimos (en el 2000) teníamos que saber porqué ganamos en el 96: porque
hubo un acuerdo con el Reformista que no hubo en el 2000”, rememoró.
De su parte, al presentar la obra, el
senador Vargas la calificó como “Una crónica de una estafa anunciada”, la cual
convierte a Montás en el cronista de una tragedia que visualizó antes, durante
y después de “un azaroso ejercicio de poder”.
Consideró oportuno en esta
nueva coyuntura electoral, que comparó con las del 2000 y 2004,que se prevenga con la segunda edición de la
obra la memoria colectiva del pueblo.
LA OBRA
Montás, quien habló en la
ceremonia, en la introducción de la obra bajo el título “Un interminable
rosario de desaciertos”,recuerda que
antes de Mejía ascender al poder nadie imaginó que un hombre vendido por el mercadeo
político como gran gerente “conduciría a la República Dominicana a
un brutal colapso económico y social”.
Montás dice que eso se veía
venir desde el primer momento en que Mejía perdió una hoja cuando pronunciaba
su discurso en el acto de toma de posesión el 16 de agosto de 2000 y luego con
el “cantinflesco” cambio de hora que dispuso a final de ese año, en el
solsticio de otoño, cuando atrasó en lugar de adelantar las manecillas del
reloj, convirtiendo así las tardes en noches.
También rememora el
paquetazo fiscal de principios de 2001 que grabó los ingresos brutos de las
empresas y extendió el ITBIS después de aumentarlo en 50% a los alquileres, los
servicios jurídicos, profesionales, a la publicidad y alos boletos aéreos.
Esas medidas fueron
“inoportunas” e “imprudentes”, porque en lugar de atenuar potenciaron los
evidentes signos de desaceleración que mostraba entonces la economía dominicana
por la reducción en el ritmo de crecimiento de la norteamericana, dice el
autor, miembro de los comités político y central del PLD.
El autor dedica a su madre y
a su difunto padre el libro de 451 páginas, dividido en cuatro partes, cada una
de las cuales con los artículos publicados, que expone de manera cronológica
para que el lector reciba una visión lógica de todo cuanto ocurrió en los
cuatro años que Mejía gobernó el país.
“Este no es un libro agradable, porque trata
sobre el fracaso de un mal gobierno, del retroceso que ha significado para el
país en su conjunto la administración encabezada por Hipólito Mejía y de la
frustración que ha significado de nuevo el Partido Revolucionario Dominicano
para la mayoría de la población”, comenta el autor en el prólogo.
En el epílogo de la obra,
bajo el título “Lo que el país se juega el 16 de mayo”, el autor advertía el 21
de marzo de 2004, a
casi un mes de las votaciones, que lo que estaba en juego era “…la paz social,
el sosiego y la tranquilidad de la familia dominicana”, la degradación de las
instituciones públicas, pero también “…la posibilidad de de retomar el camino
del progreso” que se había perdido.
Y sentenciaba que “Hipólito
Mejía y su partido han fracasado de manera estrepitosa en el manejo de la
administración del Estado”.