<p style="font-weight: bold;">A
Danilo Medina ya le falta pocos días, apenas15, para adquirir el derecho emanado del pueblo de dirigir a
este, su país, la República Dominicana, en un momento estelar de su historia.
Ya
no abrigamos los temores de los primeros tiempos de la Independencia, ni aún el
parricidio del general Santana, nila absurda entrega del país a los norteamericanos por las ambiciones
baecistas.
Ya
el país rebasó con creces aquellos primeros temores cuando se cambiaba de
patrón como se hacía con la ropa.
Nuestra
independencia está consolidada como ocurre casi en todo el mundo y
especialmente en América Latina. Son otros tiempos.
Ahora
se habla de Producto Interno Bruto, de crecimiento, de políticas infantil,
educacional, de agricultura, turismo y otros temas básicos. Nos hemos puesto
los pantalones como nación.
Aún
sufrimos algunas virutas en la asistencia pública, educación y en renglones muy
específicos como la salud, pero hemos superados escollos sustanciales.
El
4% para la educación parece un paradigma logrado gracias a que todos los
candidatos presidenciales se han comprometido con esta conquista que ganó el
corazón de la sociedad. Ahora es organizar el reto de aplicarlo a partir del
año próximo.
Danilo
Medina reclama presencia en ese objetivo y ha planteado con propiedad la manera
de aplicar tan inspirador proyecto aunquealgunos todavía tememos porque se logren los recursos y no tengamos “el
personal paraaplicarlosexitosamente”.
Danilo
se ha presentado en cuerpo y alma ante el país. Ha dado respuestas a todos los
planteamientos que se han hecho. Y parece haber convencido a las mayorías del
país que es el hombre apto para que “siga el progreso”.
No
todos están de acuerdo, pero ya somos una democracia consolidada, y ese es el
derecho legítimo de cada ciudadano. De ahora en adelante ni siquiera reelección
habrá.
Finalmente
acabaron los duros tiempos del continuismotrujilllista y balaguerista. Ya ningún dominicano será
asesinado por oponerse a que siga un solo hombre en el gobierno con un equipo
execrable.
En
lo adelante las proposiciones políticas pueden organizarse con tiempo sin temer
a que la figura vigente intente hacerle “coca” a la Constitución y la legítima
voluntad del país.
Nos
enorgullece que ya no habrá una generación caída en el camino del respeto a la
voluntad popular, a la ley y las legítimas aspiraciones de la sociedad.
No
habrá nuevos Rafael Fernández Domínguez, ni más Caamaño o Manolo Tavárez Justo
y sus compañeros y se quedará consignado en la historia los asesinatos de las Hermanas
Mirabal, Guido Gil, Goyito, Orlando y Narcisazo como víctimas de la
intolerancia continuista. Nadie más morirá en contra del continuismo.
Ahora
afortunadamente eso se acabó. Solo queda la educación del país tanto
intelectual como políticamente. Y eso es lo que queríamos.
Deben
surgir nuevos Danilo Medina y esa generación que opta por una oportunidad para
servirle, no servirse, del país.
Nuestra
generación lo logró y se lo dejaremos como herencia sublime a las generaciones
del futuro que prevalidos conla
invencible arma de la educación y la equidad luchará impune contra la ambición
desbocada,
Si
usted, amigo lector ha leído hasta aquí, le aseguro que Danilo Medina lo ha
dicho y lo cumplirá…”cuatro años nada más…”. ¡Créale!.