Danilo Medina ha sido el único candidato que
ha planteado la necesidad de realizar serias transformacionesen la política turística, quizás por esto,
entre otros factores, las encuestas lo presentan como seguro ganador de las
votaciones del día 20 del cursante mes de mayo. <br><br>Hace tiempo que la política
turística nacional ha debido ser reformulada pues eso de limitar el accionar
del órgano público rector del turismo a solo promocionar el destino sin detenerse
a modernizar la superestructura turística no aguanta más. <br><br>A manera de ejemplo,
podría decirse que la actual política ha sido exitosa en el plano nacional como
en el internacional en vender el país; se podría decir que la anterior gestión
saneó algunas playas, etc. Sin embargo, los hechos demuestran que no se ha
enfocado el tema con un carácter holístico, es decir, se ha olvidado que el
turismo es el factor económico, social, cultural y político con mayores
posibilidades de desarrollar el país, siempre que la política turística sea
asumida como el centro del accionar del Estado de una nación eminentemente
turística.
Nos explicamos, no puede esperarse que el
turismo rinda todos sus frutos si la política turística es parcial. Cuando el
sector se dio cuenta de que el Estado no asumía los objetivos trazados en el
decreto de 1968 que declaró a la actividad turística como prioridad nacional,
optó por asumir por sí misma, por ejemplo, el desarrollo del Este profundo, y
operar bajo la modalidad del todo incluido.Es decir convertir a los hoteles, a los resorts, a los polos turísticos
en cárceles doradas para los vacacionistas en razón de que la infraestructura,
la estructura y la superestructura de los poblados turísticos dominicanos
carecían y carecen de la adecuada ordenación, señalización, salubridad,
seguridad y conciencia turísticas necesarias para el desarrollo y fomento de
una actividad turística de gravitación. A más de 40 años de la implementación
del decreto de prioridad no hemos sido capaces de entender ¿qué es el turismo?
La historia cuenta que –salvo honrosas
excepciones- que no hacen más que justificar la regla, el ministerio de turismo
ha sido visto como un botín político donde van a parar políticos que –en
ocasiones- ni siquiera saben dónde están ubicadas las oficinas centrales del
Mitur. Es decir, se ha colocado allí a incumbentes con objetivos personales y
políticos que no guardan relación alguna con la actividad que por decreto se
declaro prioridad de la política pública estatal. De esa maldición solo se ha
salido por breves intervalos como cuando los turistas de Miolán o la conversión
de Dirección en Secretaría de turismo, fuera de ahí ¡nada! Porque además, la
opinión de los técnicos no cuentan o bien, solo sirven cuando son coincidentes
con los planes extra turismo del regente de turno. Quien va allí a estudiar
turismo e incluso se improvisan técnicos pues se los pone a estudiar como si
estuviesen descubriendo el agua tibia o la pólvora, tema como la legislación
del turismo o la técnica turística, planeamiento, etc.
Así, cuando arden las Terrenas, se destapa un
brote de cólera, se pone la propiedad inmobiliaria de inversionistas en
peligro, se hacen embargos que permean la seguridad jurídica, se venden tierras
de un parque nacional como si fuesen turísticas, se asesina a vacacionistas,
decae la presencia de visitantes, vuelan inversiones hacia otros cielos, etc.,
nos recordamos de que estamos matando la gallina de los huevos de oro y viene
entonces a posteriori, un plan de emergencia de corto alcance. Es decir para
salir del paso que cuesta enorme cantidades de recursos en promoción para
revertir el daño ocasionado, cuando en verdad, esos recursos debieron ser
invertidos a tiempo en asuntos institucionales que no permiten dilación.
Así, Danilo ha sido el único en denunciar
esos errores y la necesidad de corregirlos. Incluso ha sugerido que la
promoción del destino República Dominicana, puede y debe hacerse con base a
parámetros que no necesariamente ha de ser la publicidad a secas, puesto que un
turismo a intervalo de gravitación puede crear una dinámica, por ejemplo,
cultural y artística que crea empleos directos e indirectos y resuelve el
problema de la promoción con un efecto multiplicador de vastos resultados para
el sector.
Aquí no se ha entendido, y Danilo ha sido el
primer político en ponerlo de manifiesto, que Europa y el mundo han sido los
mercados sobre cuyas bases se ha desarrollado el turismo dominicano, pero que
el real mercado de la República Dominicana, es Estados Unidos, debido a su
cercanía, debido al turismo étnico que puede general y debido al carácter fragmentario
de su corriente turística. ¿Por qué no lo es todavía? Porque su fomento implica
la implementación de una política holística que nunca ha sido puesta en
práctica, salvo esporádicos momentos de los primeros años de la gestión
1996-2000.Época en que, por ejemplo,
florecieron los lugares de expendio de comidas rápida y de la restauración en
general porque se puso en marcha un vasto plan de control, sanción y de
clasificación de los lugares de venta de expendio de alimentos y bebidas;
porque se creó un área cultural dentro del Mitur que fue más allá de simples
actos folklóricos de bienvenidas. Claro, quien fomento eso pronto vio su cabeza
cercenada hasta la fecha actual, pero no por ello puede afirmarse que erró,
pues el tiempo y no España, le ha dado la razón. Porque se empezó a señalizar y
a trabajar con las autoridades municipales aun a sabiendas de que éstas
pertenecían a parcelas políticas disimiles.
Cuando Danilo habla de crear una gravitación
turística de 10 millones de visitantes al año está mostrando una gran
actualidad, pues en la definición actual de nación turística, se dice que
turístico es aquel destino que es capaz de movilizar al año una corriente
turística equivalente a su población local. De eso es que se trata, de hacer
del país un real destino turístico de gravitación. Pero para ello se hace
necesaria tanto una visión holística como el destierro de la politiquería del
seno del Mitur, como la implementación de una política pública consona con el
decreto no derogado del año de 1968.
Alguien podría decir que estamos añejos al
plantear un regresionismo tal, eso fuera cierto si dicha norma hubiese sino
implementada y mostrado ya sus deficiencias, sin embargo, su no aplicación la
hace nobel cada día. Por ejemplo, cuando arden las Terrenas, se debe decir que
desde 1966 existe una ley que hace del turismo una actividad propia de los
municipios, el hecho de que los ayuntamientos, las provincias, las regiones,
las autoridades de los polos, no hayan elaborado claras políticas públicas para
el fomento, desarrollo e implementación de superestructuras, estructuras e
infraestructuras turísticas, explican el por qué muchos inversionistas que
vienen a jugársela con nosotros, no son tomados en cuenta mientras se prefieren
fofos elefantes blancos. Olvidándose así que el turismo para procurar su
condición de factor propiciador del desarrollo y de las buenas relaciones entre
hombres y mujeres de diferentes naciones, requiere como condición necesaria, la
democratización del sector bajo un ordenamiento turístico con seguimiento y
estable. Mientras arden las Terrenas, Danilo tiene estas y otras ideas muy
claras a fin de corregir lo que está mal.
Obviamente, otros no pueden decir lo mismo,
pues por ejemplo, los sabios y doctos escribidores de la Constitución de 2010,
la más actualizada y progresista de Iberoamérica, la del país donde todo
comenzó, la inagotable,… Olvidaron consagrar al turismo como actividad
económica, cultural, social, histórica, medioambiental, primordial de la
República Dominicana, etc. Así, la palabra turismo no aparece en la misma ¡fue
desterrada por desconocimiento del carácter holístico del turismo! A pesar de
dicho lapsus, algunos de entre ellos han cobrado y cobran jugosas igualas para
“compilar y sistematizar” la dispersa legislación turística, desconociendo que,
precisamente, la heterogeneidad, es una de las características intrínsecas del
Derecho del turismo.
Lo mismo puede decirse de la omisión del
concepto “Derecho urbanístico”, el cual está atado al turismo de moda, el
inmobiliario, fue también excluido o bien ignorado. Sin detenerse a observar,
por ejemplo, que las ciudades turísticas, para ser tales, requieren de pasos
peatonales con mayores previsiones que los espacios dedicados al tránsito de
vehículos de motor. Así, en las Terrenas, como en todo el país, el mayor
problema del turismo es e la falta de previsiones urbanísticas, lo cual conduce
a otro error garrafal que nos impide poseer una turismo para nuestro mercado
natural, el irrespeto por los espacios públicos, tanto en lo referente a la
noción de dominio público general, como a lo referente a dominio público
urbanístico y al ambiental. En estos lares, como hemos afirmado en otras
ocasiones, los doctos se quedaron cortos en la producción constitucional, como
en la implementación de una política pública holística en materia de turismo
capaz de corregir dichas fallas. ¡Danilo ha prometido no cometer tal error!
Si se hubiese implementado una política
turística holísticas, dejando que los ciudadanos que más pueden aportar lo
hagan, hace rato que la ciudad Primada de América y su Clúster Turístico, sería
también primado. Ahora deberemos aguardar al 20 de mayo, elegir a Danilo e
iniciar una nueva era en la actividad turística nacional. DLH-10-5-2012