La primera música que se produjo en la isla de Santo Domingo “la perdimos.No hay huellas, ni grabaciones, ni escrituras. De esa cultura sólo existe, en términos musicales, la maraca, algunas flautas de huesos y cerámica y el famoso tambor que era un madero con un hueco en forma de hache, sin parche”.
Las consideraciones fueron externadas por Tommy García en el programa “Una peña con la historia”, que produce el Archivo General de la Nación. Agregó que reconstruirla sería difícil ya que países con grandes centros de investigación no han podido.
El director del Museo de la Música desarrolló el origen y la evolución de la música popular dominicana junto a los historiadores Carlos Andújar y Ramón Paniagua, directores de Divulgación e Investigación del AGN y el sociólogo Manuel Arias, coordinados y conducido por Daniel Raposo, encargado de Relaciones Interinstitucionales del organismo.
García significó, en otro orden, que la tambora no es exclusivamentedominicana, que hay africana y colombiana y que para entender mejor el merenguehay que ubicarse en la primera intervención norteamericana de 1916 cuando al paísentraron los instrumentos de viento con la introducción de la Banda Militar.
Destacó que el merengue se convirtió en ritmo nacional por un mandatopolítico “en un momento en que no era lo que representaba a la nación como tal”, y queel merengue de cuerda empezó a desaparecer con la entrada de los acordeones a PuertoPlata a partir del negocio con Alemania de exportación de tabaco, pieles y miel.
Reveló que por su volumen, estos pudieron sustituir toda una orquesta de cuerdaen un momento en que no existía la amplificación. El acordeón, dijo, conjuga toda esaposibilidad y es un instrumento de muy fácil ejecución. Diferenció el merengue típico del orquestado y desmintió que el pambichefuera una música hecha para acomodársela a los norteamericanos a fin de que pudieran bailarlo.
“Lo que es cierto es que el nombre aparece en ese momento, pero ya se conocíay se bailaba como jaleo, que después se incorporó al merengue”. Destacó que durantela ocupación norteamericana se popularizo el merengue aunque después surgieronintérpretes y directores de orquestas dominicanos que lo convirtieron en una vertiente nacionalista.
Aseguró que el proyecto de dominación trujillista visualizo el merengue como instrumento para convocar masas y que el tirano percibió temprano que era efectivo para sus planes por sus raíces populares.