El país se encamina hacia una dictadura de partido.
De un partido único, depredador y rapaz. Un partido sin más ideología
que la mentira y el engaño. Lo que algunos intelectuales llaman
dictadura constitucional.
En las elecciones del 20 de mayo el pueblo
tendrá que decidir, primero con su voto, luego con la defensa de su
voto, al precio que sea, si el país continúa por el camino de Leonel
Fernández, Danilo Medina, Félix Bautista, Margarita Cedeño, Reinaldo
Pared Pérez, Rafael Alburquerque, Carlos Morales Troncoso, Víctor Díaz
Rúa, Chío Jiménez, Bauta Rojas, entre otros.
Tendremos que decidir entre el cambio y la continuidad. Si queremos
más de lo mismo con Danilo en su condición de cortesano de la Era de
Leonel, o si, por el contrario, queremos el cambio que representa
Hipólito.
Para mantenerse en el poder, la camarilla gobernante pretende comprar
o escamotear la voluntad popular. Los funcionarios del Palacio
Nacional ya han invertido casi 50 mil millones de pesos en la
candidatura de Danilo sin lograr colocarlo en primer lugar como bien lo
ratifican las encuestas de embajadas, empresarios y demás sectores
interesados en saber la vedad. (Hipólito supera a Danilo por 8 o diez
puntos)
La camarilla gobernante ha programado diversas modalidades de fraudes
que van desde la compra masiva de cédulas, tres días antes de las
elecciones, hasta la persecución, apresamiento, chantaje, secuestro y el
terror para que la gente no acuda a las urnas. La otra modalidad es el
fraude electrónico, el fraude virtual que el PRD se ha preparado para
evitar con un moderno centro de cómputos que puso loco al PLD.
El gobierno se ha dado cuenta que no bastarán los 50 o 60 mil
millones de pesos que terminará invirtiendo en la campaña, que
necesitará del fraude, que necesitará evitar que la gente vote. El PRD,
sabiendo eso, tendrá que garantizar que la gente vote masivamente. Por
su parte la población debe saber que votar no es solo un deber, es una
obligación, porque es mucho lo que está en juego. ¡Mucho!