16 Mayo 2012.- De poco sirve el discurso moral en un pueblo sin
educación y sin conciencia plena de sus problemas existenciales.
“Vergüenza contra dinero” pudo tener algún valor en los tiempos lejanos
del líder cubano Eduardo Chibás, del puertorriqueño Luis Muñoz Marín,
incluso de Juan Bosch, pero ahora, en los tiempos de Leonel Fernández,
esa consigna no tiene valor práctico, a menos que esté acompañada de
acciones que impidan el uso de los recursos del Estado.
La consigna “vergüenza contra dinero”, por sí sola, no evita la
compra masiva de cédulas, ni otras expresiones propias del clientelismo,
el paternalismo, el transfuguismo, incluso el fraude electoral.
En las elecciones del domingo no hay árbitro. Por lo tanto no hay
condiciones para unas elecciones diáfanas. Tampoco hay garantía de que
los votos se cuenten como debe ser, ni que se respete la voluntad
popular.
Se podría hablar, utilizando una expresión de Juan Bosch, de que
asistimos a un “matadero electoral” donde el dinero, las Fuerzas
Armadas, la Policía y demás organismos represivos del Estado estarán al
servicio del partido y el candidato del gobierno.
Hipólito Mejía cuenta con los votos para ganar ampliamente las
elecciones. El 98 por ciento de los sondeos en todo el territorio
nacional los ha ganado por mucho Hipólito. Las encuestas que no ha
comprado el gobierno también las ha ganado Hipólito. Legalmente no hay
manera de que Hipólito pierda las elecciones de un hombre sin vida, sin
alma, sin corazón y sin carácter como Danilo Medina.
Hipólito tiene los votos para ganar mucho a poco, pero el gobierno
tiene el dinero para comprar votos, para comprar periodistas y hasta
dirigentes del PRD.
El pueblo es el soberano. El pueblo manda. El pueblo debe ser la
fuerza que motorice el cambio, la fuerza que impida, al precio que sea,
que se mantengan en el poder violando su voluntad libérrima.
El domingo el voto debe ser masivo. La gente debe vencer el terror y
el miedo. Enfrentar la represión militar y policial. La gente que coja
lo que le dé el gobierno, pero que vote por Hipólito. Que nadie sienta
vergüenza al aceptar las prebendas de Leonel, Danilo y Margarita, pero a
la hora de votar, que tenga vergüenza y vote por Hipólito.
El domingo la gente debe salir a las calles a defender su voto, a
defender su voluntad. Congregarse pacíficamente cerca de su centro de
votación para que no le hagan “cúcara mácara”.