Una
de mis frases favoritas cuando todavía era un feliz integrante de la
sociedad liberal era aquella expresión de que “sólo el poder detiene el
poder”, y esto está basado –creo–, cuando los poderes del Estado son
autónomos. <br><br>El más importante de todos ellos, el Judicial. Pero
desgraciadamente la corrupción del Estado dominicano controla este poder
y de ahí se obtiene un sistema eficaz de remuneración y beneficios para
sus detentadores. Este Estado se le denomina Estado-Policía, pues es
quien decide los límites administrativos de la Justicia.
El
otro asunto es la democracia, y ciertamente el líder político Hipólito
Mejía, se ha definido como “demócrata”, queriendo que se reconozca que
el valor más fundamental de la democracia es la igualdad. La igualdad es
la que asegura la libertad del individuo que vota y que constituye
libremente su representación en una organización reconocida. Por eso, elenemigo
número uno esa democracia es el abuso de poder. Y el uso de los
recursos del Estado en contra de la voluntad del pueblo se creció en la
esfera del Poder Ejecutivo como nunca antes en la historia política.
Su
discurso es una regia voluntad de quien se propone ampliar la
democracia, por eso se refirió a la Ley de Partidos Políticos.
Probablemente le haga falta de un marco histórico liberal, pero de
seguro lo tuvo en cuenta al decirlo raudamente, ya que para llegar a ese
valor que es la equidad, sabe que tendrá que enfrentar a sectores
políticos que ven la democracia en función de principios y no de
hombres.
Al
referirse a que continuará como el líder de la oposición, interpreta a
sus seguidores sobre ciertos valores ambiguos dentro del PRD, valores
“amigos-enemigos”, que contractaron con los principios del máximo líder
de esa organización política, el doctor José Francisco Peña Gómez cuando
advirtió sobre los traidores y renegados. Prácticamente anuncia que
será el próximo Presidente de su partido, para no citar a que le negó su
apoyo, pudiendo contribuir con un porcentaje mayor al 4% del que los
conteos dicen fue la diferencia.
¿Por
qué no dijo que tal manipulación de los votos fue un fraude? No podía
probarlo. ¿Es Hipólito un demócrata? Mejor decir que Leonel Fernández no
sabe nada de democracia.
El autor es Pte. de la Sociedad Dominicana de Criminología