<span style="font-weight: bold;">Puerto Príncipe, 29 may (PL) Haití se aproxima a los finales de mayo,
cuando la etapa de lluvias se une con la de huracanes, y aumenta el
temor entre las casi 400 mil personas que viven aún en campamentos para
damnificados.</span>
Desde inicios de mes, los refugiados en los carpas del terremoto de
enero de 2010 realizan ceremonias religiosas para que sus dioses les
sean propicios durante los tiempos de tormentas.
"Aleja las lluvias fuertes y trae solo las que riegan la tierra seca",
expresa en creole uno de los conjuros rezados por los sacerdotes del
vudú.
Alrededor de 10 ciclones tropicales están pronosticados para la
temporada que comienza el próximo 1 de junio, y cinco de ellos, se
estima, podrán ser de gran intensidad. Pero más de dos año después
del sismo en Haití, los escombros siguen en las calles, la basura llena
las esquinas, la mayor parte de la infraestructura continúa destruida y
420 mil personas que perdieron sus casas no encuentran adónde ir.
Otras 500 mil padecieron cólera, más de siete mil murieron por esa causa
y el Ministerio de Salud considera que la cifras de enfermos puede
triplicarse con las lluvias.
"Ante este panorama, hemos comenzado a trabajar para asegurar que la
situación no empeore durante la temporada ciclónica", indicó el ministro
de Salud, Gabriel Thimothée.
Las tormentas por venir nos hacen temer, advierte, por su parte, el
Centro Nacional Meteorológico, mientras la Dirección de Protección Civil
(DPC) sostuvo que realiza un trabajo de sensibilización para alertar a
la población y decretar medidas de seguridad.
Una decena de muertos, deslaves, campamentos para damnificados inundados
y un previsible aumento en los casos de cólera fue el saldo preliminar
de las intensas lluvias que mantuvieron en alerta a Haití desde finales
de abril pasado.
Decenas de personas debieron abandonar las tiendas de los campamentos,
pues las corrientes de agua arrastraron algunas carpas, las inundaron o
desbordaron las improvisadas letrinas.
En 2010 el huracán Thomas dejó una decena de muertos y en 2008, el paso
de Fay, Gustav, Hanna e Ike causaron más de 600 decesos y daños
calculados en alrededor de 900 millones de dólares.
Solo en 2004, fallecieron más de cinco mil personas tras el paso de la tormenta tropical Jeanne.