En el año 1973 el Presidente
del PRD de entonces el Profesor Juan Bosch y su Secretario General el Dr. José
Francisco Peńa Gómez, lideraban dos corrientes de pensamiento político
encontradas lo que provocó que primero renunciara el Presidente y más
tarde los miembros de la Comisión Permanente; junto a Juan Bosch decidieron
crear una organización nueva, llamada Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), dejando a su suerte este organización controlada ahora por su Secretario
General.
El Comité Ejecutivo que
tenia el PRD hasta la renuncia del Prof. Bosch había sido escogido casi en su totalidad
cuando este se encontraba en el exilio, es decir respondía casi totalmente al
Dr. Pena Gómez.
En 1974 ante esta división
profunda, el PRD decide no participar en las elecciones dejando el camino libre
a la continua reelección del Dr. Joaquín Balaguer, aunque los argumentos fueron
de persecución política.
El Dr. Peña Gómez termino
controlando al PRD pero alejó a este partido del poder hasta 1978.
El PRD finalmente llega al
poder en 1978, repitiendo en 1982 con el Dr. Salvador Jorge Blanco, hombre
astuto que pudo agenciarse un segmento importante de los votos reformistas con
la llamada avanzada electoral.
Cuando el 1984 el Gobierno
de Jorge Blanco sufre una poblada por las medidas aplicadas al país por el FMI,
la dirección de su partido le negó el tan importante apoyo que necesitaba, en
ese momento la lucha de tendencias era la principal tarea de las altas instancias
de este partido ante que la defensa de su gobierno.
En 1986 con más de 200,000
votos observados la JCE declaró al Dr. Joaquín Balaguer ganador con una
diferencia de votos de menos de un 1%, sorprendentemente el Dr. Peńa Gómez admitió
el triunfo del líder reformista.
Para las elecciones de 1990,
la división ya era tan evidente que un ańo antes de las mismas, el Dr. Peńa Gómez
por su lado funda El Bloque Institucional Social Demócrata (BIS) y el Lic.
Jacobo Majluta el Partido Revolucionario Independiente (PRI), en esa convención
interna del PRD se produjo el llamado Concordazo, esta actividad degeneró en un
enfrentamiento armado en un famoso hotel del capital; pocos meses después la JCE le dio el control
del PRD a Peńa Gómez, teniendo el Lic. Majluta que ser candidato por el PRI,
una vez más se divide el PRD y se aleja su triunfo, el PRI alcanzo una votación
de más de 135,000 votos.
Recientemente en el 2010,
ante los alegatos de fraude en las elecciones Congresuales y Municipales, el
Ing Hipólito Mejía en una comunicación al pleno de la JCE reconoció esos
resultados desacatando la línea partidaria de revisión de los resultados de la
misma.
Luego de recordar estos
hechos de la historia del PRD quizás resulte más fácil entender por lo que atraviesa
hoy día esta organización, el partido que sigue contando con el apoyo más
contundente de las grandes mayorías del pueblo dominicano, pero enfermo a
muerte con el mal incurable de la división partidaria.
El PRD debe rediseñarse,
cosa bien cuesta arriba toda vez que los jóvenes que hoy deben realizar estos
cambios son los hijos y nietos de esos “Viejos Robles” del PRD causantes de las
permanentes divisiones.
El PRD debe plantearse a
mediano plazo, la reconquista de los centros urbanos, también deben hacerse
reformas profundas de sus estatutos internos para entre otras cosas, establecer
la no reelección de las autoridades partidarias en caso de producirse derrotas
electorales como se hace en las organizaciones políticas europeas, además seria
interesante limitar su comisión política a una membresía que contenga solo sus
autoridades electas, los técnicos y figuras notables.
En fin se cura al paciente o
se resigna la familia perredeísta a la contemplación de un cadáver electoral proceso
tras proceso.
En las manos de las nuevas
generaciones esta el reto de romper con ese nefasto fantasma de la división
interna del más grande partido de la República Dominica, la culpa de la derrota
obligada es del Ex-Presidente Mejía, El Ing. Vargas Maldonado quien tiene el
control mayoritario de las estructuras actuales del PRD debe entender estas
cosas, su rol debe ser de pacificador, pero antes es legitima su defensa ante
tan feroces ataques.
La resta aritmética nunca será
sumatoria y menos en política, la serenidad para enfrentar los nuevos desafíos,
la integración para logra la fuerza, la reglas claras y coherentes para evitar
la ya mencionada enfermedad de la división partidaria, esto es lo que se merecen
las masas perredeístas que sufren cuando ven a sus lideres devorarse entre si
antes que luchar unidos por ellos.
Roberto Rodriguez Rodriguez
Técnico Electoral
Desarrollador Informático
Twitter: @rrrobertorr