21 de Junio del 2012.-<span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame-color: rgba(77, 128, 180, 0.230469); ">RIO DE JANEIRO, Brasil.- El presidente de la República, doctor Leonel Fernández, abogó este jueves por un cambio acelerado del modelo de desarrollo que impera en el mundo desde la Revolución Industrial, hace más de 200 años.</span>
En su intervención ante la conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, Río + 20, el mandatario dominicano planteó la necesidad de la instauración de un nuevo modelo de desarrollo que ponga a los seres humanos en capacidad de producir riqueza, distribuirla equitativamente; generar un espíritu de justicia, un sentimiento de dignidad y una cultura de respeto.
Dijo que la República Dominicana ha acudido a la cita de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible con la clara conciencia de que sólo hay una manera de salir airoso en la búsqueda de una solución a los desafíos del desarrollo.
“Esa solución es la de que los países industrializados afronten con mayor decisión un modelo efectivo de salvaguardar en el ámbito internacional, regional y global, la integridad de nuestras sociedades y sus recursos, sobre la base del principio de responsabilidad común, pero diferenciadas”, dijo Fernández ante cientos de delegados de todos los países del mundo que participan en este cónclave.
El jefe de Estado dominicano reclamó que los nuevos mecanismos de ayuda al desarrollo estén orientados a estimular, incentivar y consolidar el desarrollo económico, la equidad social y la protección del medio ambiente, modificando los hábitos actuales de producción y consumo, fomentando políticas solidarias en la comunidad internacional.
Fernández planteó la urgencia del cambio a un nuevo modelo de desarrollo porque, a pesar de los adelantos inocultables, “muchos nos sentimos desilusionados o decepcionados porque durante las últimas dos décadas no se ha progresado, sin embargo, con la celeridad que la situación calamitosa del mundo reclama”.
Consideró que el propio compromiso final adoptado en la conferencia no parece estar a la altura de las urgentes necesidades que para su reparación exige la Madre Tierra.
El mandatario dominicano hizo referencia a las graves crisis financieras y económicas que afecta a gran parte de las naciones del planeta, factor que se agrega a la crisis ecológica que inquieta a la humanidad.
Destacó como elemento adicional a los problemas ecológicos, la profunda crisis financiera global que en el primer semestre de 2008 estremeció al mundo, considerada la más implacable de los últimos 80 años, que ha derribado fuertes instituciones financieras y ha hecho tambalear a las economías más poderosas del planeta.
Para el presidente Fernández, la crisis financiera y económica global, como la de los precios de la energía y los alimentos se deben a una misma causa: a la conversión del sistema económico internacional en un inmenso casino de carácter global.
Reprobó que cuantiosos recursos fiscales hayan tenido que utilizarse para rescatar bancos en quiebra, como resultado de la crisis en el sistema financiero mundial.
“Esto, a su vez, ha conllevado a la emisión monetaria sin respaldo en la producción de la economía, a la expansión de la deuda soberana, a la crisis de la Zona Euro, a la desaceleración del crecimiento económico global, a la disminución del comercio internacional, a la aplicación de políticas de austeridad, al incremento del desempleo, al surgimiento de estallidos sociales y a las protestas del movimiento de Indignados que tienen lugar en distintas partes del mundo”, dijo el jefe de Estado.
Criticó que apoyándose en esa situación, algunos países desarrollados procuran justificar su incumplimiento en el compromiso de conceder un 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto al desarrollo social de las economías más vulnerables.
Fernández dijo que la falta de otorgamiento de recursos por parte de los países desarrollados para proteger al planeta de la crisis ecológica, pone en peligro hasta la propia supervivencia del género humano.