SANTO DOMINGO, 22 de junio 2012.-Cuando la República Dominicana puja el control migratorio,
Haití apela al comercio para pulsar con su vecino. A la decisión de Santo
Domingo de poner en práctica una nueva Ley Migratoria, Puerto Príncipe ha
respondido con tomar control del comercio en la frontera.
La realidad es que República Dominicana exporta alimentos
hacia sus vecinos, mientras ellos exportan mano de obra. Ahí está el nudo del
asunto.
Ahora, cuando República Dominicana se plantea acciones de control
migratorio, que afectan a los inmigrantes haitianos y sus descendientes, desde
Haití se envía un mensaje claro a sus vecinos, el control del comercio.
El pulseo no es nuevo. Es lo ha ocurrido en la Comisión
Bilateral de ambos países. Nunca se logra avanzar en las negociaciones.
República Dominicana acude a ella interesada comenzar por la parte comercial,
Haití insiste en que debe ser por el tema migratorio.
Es que se estima que hay más de un millón de haitianos
residiendo en República Dominicana, entre ellos descendientes, mientras que
Haití representa para su vecino una actividad comercial superior a los mil
millones de dólares al año.
Haití sabe que los migrantes producen riqueza del lado
dominicano, más del 46% de la mano de obra en renglones básicos de la economía
es haitiana, de la que sería difícil desprenderse de un momento a otro.
Haití es el único país de la región con el cual la balanza
comercial dominicana es favorable y por ello, cuando por una u otra causa los
inmigrantes haitianos son afectados por medidas migratorias, el Gobierno
haitiano apela al recurso que más duele a los dominicanos, el control del comercio.
Un reciente informe del Banco Mundial establece que el
comercio bilateral entre la República Dominicana y Haití se fortaleció significativamente en
los últimos años y precisa que los efectos de ese fortalecimiento fueron
asimétricos, en gran medida a causa de la diferencia de tamaño entre las dos
economías.
“El porcentaje de las
exportaciones que la República Dominicana destina a Haití aumentó del 3% del
total a principios de la década a alrededor del 15% en 2009; de esta forma, Haití se convirtió en su segundo
socio comercial, después de los Estados Unidos. No obstante, las exportaciones
a Haití siguen representando un porcentaje relativamente bajo del PIB
dominicano. En cambio, la República Dominicana suministra el 30% de las
importaciones de Haití, y el comercio con la República Dominicana representa el
10% del PIB.
El informe consigna que los cambios en los flujos comerciales
derivados de acontecimientos en la República Dominicana pueden tener un impacto
significativo en Haití, al menos en el nivel macroeconómico y que el contrario,
los cambios en los flujos comerciales impulsados por los acontecimientos en
Haití tienen un impacto menor en la República Dominicana. E
La cuestión es que las exportaciones de la República Dominicana
a Haití están cerca de su nivel potencial, mientras que las exportaciones de
Haití a la República Dominicana están muy por debajo de su potencial (según se
demuestra mediante un modelo de gravedad).
El informe indica que el mal desempeño comercial de Haití
refleja su inestabilidad política y económica, además de su escasa infraestructura.
Las iniciativas para mejorar la estabilidad y fortalecer las infraestructuras
en Haití, junto con políticas destinadas a promover la integración comercial, podrían
generar importantes beneficios, al impulsar las exportaciones a la República
Dominicana.
En ese contexto es que se presenta como elemento álgido en
las relaciones de ambas naciones la inmigración. El estudio del Banco Mundial
señala que según la encuesta de hogares
más reciente, los inmigrantes haitianos representan aproximadamente el 2% de la
población residente en República Dominicana, pero esa cifra se basa en
respuestas de los propios encuestados, por lo que podría estar subestimándola
cantidad de inmigrantes sin documentación en regla.
El informe refiere la necesidad
de “Crear un marco regulatorio para la migración y los movimientos de mano de
obra entre los países mediante una comisión binacional. Es evidente la necesidad
de contar con un marco regulatorio binacional para optimizar los beneficios
mutuos derivados de los flujos migratorios dentro de Quisqueya.
El meollo del problema está
expuesto en el estudio cuando se refiere a las características de los inmigrantes
haitianos en el proceso productivo dominicano. Es un porcentaje muy elevado, lo que evidencia
que la economía dominicana necesita de ellos, pero dijo que no existe un marco
jurídico.
Haití se ve fortalecido en sus
posiciones por las arbitrariedades que desde el lado de República Dominicana
cometen algunos funcionarios, como por ejemplo, negarles la nacionalidad a
descendientes de haitianos que nacieron y se criaron en este país, bajo una
constitución que le garantizaba ese status.
O el intento fallido de la
Dirección de Migración, de querer impedir que niños y niñas descendientes de
haitianos sean inscritos en las escuelas pública y privadas, medida que sería violatoria
a la Ley de Educación y a la Constitución de la República.
Otro elementos es no esclarecer con debido sentido de
justicia muerte a manos de militares de haitianos en República Dominicana, situación
que presenta a República Dominicana ante el mundo como una nación que
discrimina a los inmigrantes de su país vecino