En ocasiones, hacer una pausa es necesario y hasta prudente y ello ha sido aconsejado por tratadistas en diversas circunstancias. No se trata de evadir el momento, sino simplemente de tomar un espacio para la meditación y la reflexión. Es justamente, lo que asumí.
De regreso a la cotidianidad y al seguimiento a los acontecimientos locales y más allá de nuestras costas, reflexiono sobre el reciente estudio de la consultora Quacquarelli Symonds (QS), con sede en Londres, en el que se incluye a las 250 mejores instituciones de educación superior y en la que no aparece ninguna universidad dominicana y predominan las brasileñas, seguidas de mexicanas y colombianas.
Brasil, encabeza ese primer Ránking de Universidades Latinoamericanas, con 65 instituciones entre las 200 primeras, siendo la Universidad de Sao Paulo, Brasil la que ocupa la primera posición.
Le siguen México, con 35 centros; Chile y Argentina, con 25 y Colombia, con 21.
Sobre la Universidad de Sao Paulo, en el Estado del mismo nombre, conocí algunas de sus inmensas áreas, cuando realicé estudios de Maestría en Comunicación Científica y Tecnológica allí y en la Universidad Metodista entre 1990 y 1992. Es la más grande academia pública en Brasil, la mejor de Iberoamérica[ y una de las mejores 20 universidades del mundo.
Lamentablemente, en ese listado de centros de estudios superiores de prestigio académico y organizativo no hay ninguna de la República Dominicana y ello debe llamar a la reflexión.
Ni siquiera la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es citada en ese inventario académico de América Latina, pese a todas las infraestructuras levantas allí en los últimos años. No obstante, tal y como lo han reconocido sus propias autoridades la UASD tiene que superar los viejos esquemas administrativos y académicos así como la obsoleta política gerencial. En ese sentido, hay que darle cabida a otras generaciones de docentes, algunos de ellos, con maestrías realizadas en el exterior.
En su clasificación, la firma londinense QS, especializada en la medición de información relacionada con la educación universitaria, pondera siete indicadores específicos para América Latina, evaluando parámetros como la calidad en investigación de las universidades, el compromiso en la enseñanza así como la proporción de profesores con título de doctorado, entre otros factores.
En la República Dominicana los estudios de investigación promovidos por las universidades son mínimos y el cuerpo docente con niveles de maestrías y doctorados son escasos. A ello se agrega el hecho de que hay “universidades” con precarias infraestructuras y de equipamientos tecnológicos.
Todos los que hemos estado vinculado al quehacer académico en el país sabemos que hay ciertos centros de estudios superiores que no llenan los requisitos adecuados para ser considerados como tales. Es necesario que el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología oriente sus acciones para que tengamos un sistema de enseñanza superior acorde con las exigencias y modernidad que demanda la sociedad del siglo 21.