La humanidad había experimentado un salto tecnológico y
financiero sin paralelos en las últimas dos décadas del siglo pasado. Nadie
sospechaba la coartada que el desarrollo les aguardaba a países de economías
ejemplares, que constituían el prototipo a emular por los países en vía de
desarrollo.
Los gurús de la economía mundial y los organismos
internacionales, en sus cartillas sobre el desarrollo y políticas de bienestar
centraban sus recetas a los países pobres, en tres grandes bloques económicos
mundiales, Estados Unidos, los países de Asia (Los Tigres Asiáticos) y la
Europa legendaria, austera y próspera desde los años de la revolución
industrial.
Un acontecimiento insólito impacta al país más poderoso del
planeta, los actos terroristas septembrinos del 2001, se escuchaba el eco
continental de que nada volvería a ser igual en los Estados Unidos. El pánico colectivo sustituyó la esperanza de
paz y progreso, elementos sagrados de la vida estadounidense y que los
presidentes norteamericanos desde George Washington siempre habían asegurado a
sus conciudadanos.
La inestabilidad universal tuvo su epicentro en una cascada
de acontecimientos, los altos precios de las materias primas, recuerdo siendo
embajador en Alemania, la escasez y alto costo del acero, todos recordaran como
se dispararon los precios de las varillas de construcción, eso empezó a
impactar en los precios de las viviendas, la crisis energética mundial, los
altos costos del petróleo que produjo un desajuste en las economías de los
países dependientes o consumidores del oro negro, la crisis alimentaria
mundial, la hiperinflación planetaria y después de una política crediticia que
estimulaba al endeudamiento al ciudadano ordinario, vino la burbuja
inmobiliaria y las mil historias que originaron la crisis hipotecaria en
Estados Unidos. Robert Shiller, fue el economista que mejor analizó el problema
hipotecario que le venía a la sociedad estadounidense, pero nada fue
preventivo, fue necesario tratamiento de shock para reanimar la economía.
La estanflación, cubrió los cielos del continente americano,
este término acuñado por el Ministro de Economía
británico, Lan MacLeod, en el año 1965, cuando expresó al Parlamento Británico,
“Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: No sólo la inflación por un lado o
estancamiento por el otro, sino ambos juntos, tenemos una especie de “Estanflación”.
Cita de lain Norman MacLeod,
House of Commons, Official Report, 17 November 1965, page. 1,165.
Los mercados mundiales, como colofón digno de un drama trágico
escrito por Eurípides (480-404 AC), en Medea, así, los mercados fueron azotados por la desconfianza,
todos esperaban el llamado milagro económico, que es la luz después del túnel
financiero que estremeció la economía más poderosa del planeta. Mientras tanto,
escuché los lamentos de un emigrante en CNN, decir, para mí ha muerto el sueño
americano. Eran días de desesperanza, pero la historia enigmática y sabia, le
había reservado a la sociedad norteamericana al Presidente Barack Obama como el
Moisés de este siglo para los estadounidenses.
La crisis financiera de EE.UU, fue una oportunidad para que
economías emergentes de países en desarrollo como China, Rusia, Brasil e India,
aumentaran moneda local en un 9%, aunque si hacemos un desglose selectivo
observamos que el índice de Shanghái en China alcanzó el 30 %. Se fortalecieron
sus mercados financieros, simplemente porque los inversionistas fluyeron hacia
estos para disminuir los niveles de riesgos.
Se aplica la máxima de que en el combate el temor es el peor enemigo, y
en los negocios es un aliado nunca despreciable.
Hoy la crisis del continente europeo, la Unión Europea, nos
convoca al análisis de la situación de la economía que abate a varios de sus
países: Grecia, Italia, España, etc. Hay que ponderar los esfuerzos que están
realizando los líderes de la UE, Alemania y Francia, en las que en un acto
supremo de racionalidad política, sus ejecutivos la Canciller Alemana, Ángela Merkel de tendencias
conservadoras, ha cedido a las peticiones de Italia y España para inyectar
capitales frescos a los bancos enfermos, como titula el periódico alemán Suddeutsche
Zeitung, todos estos esfuerzos que la prensa alemana ha criticado, son para
intentar detener lo que puede ser una pandemia, que ponga en vilo a la Unión
Europea en su conjunto.
Si tomamos como paradigma la crisis norteamericana, que fue
la primera gran economía en ser estremecida en 2008, los signos más
preocupantes se evidencian en la burbuja inmobiliaria, perdida de las viviendas
de los sectores más vulnerables, pérdida del empleo, disminución de la
producción, porque hay menos capacidad adquisitiva, las calificadoras de riesgo
le dan la puñalada trapera, bajando la calificación del país, entonces, la clase política olvida sus colores, los
empresarios olvidan las rivalidades, los sindicatos cesan en sus demandas de
mejoras laborales, los académicos de la economía se reúnen en grandes conclaves
como laboratorios para inventar novedosas formulas o volver a las recetas Keynesianas, más autárquica, menos tecnológica,
cuando el hombre era el motor de la economía para producir riqueza.
Finalmente, me permito citar un fragmento de un discurso que
hice en Erfurt en el año 2003, invitado por la Asociación de Empresarios de la
Clase Media, en español, con una membrecía que sobrepasaba los 50,000
afiliados, el país invitado era República Dominicana, y expresé: “Estoy gratamente
impresionado por el modelo de desarrollo de región de Turingia, porque la
economía no se fundamenta en grandes complejos industriales, ni en robots,
sino, tiene como motor productor de riqueza al hombre y la mujer. He visto la
velocidad tecnológica a que ustedes avanzan y el apoyo a la mediana empresa
como soporte fundamental de su economía. Vuestra economía tiene como eje
principal, la conciliación impresionante de la producción con el medio
ambiente, es una economía fundamentada en políticas verdes.”
Será este parte del secreto por lo que la economía alemana, la
cual se mantiene plantada fuerte y firme, ante un mundo desarrollado en crisis,
lo que me he permitido llamar: “ El Síndrome
Financiero del Siglo XX1”?
Además de la observancia de manera estricta de las normas
fiscales, presupuestarias y prudenciales bancarias pertinentes. En Alemania la
disciplina en la aplicación del ejercicio económico y financiero, es sagrado e
inviolable; como si estuviese consagrado en la tabla de Moisés.
El autor es Médico y Diplomático, ex Embajador Dominicano en
Alemania.