Lagunas Saladas, Azua.-De
la cima de los montes, de los parajes sin escuela de la franja sur de la
cordillera Central, del otro lado de los aguaceros, y del vientre de la bruma
de julio, llegaron los campesinos en romería a despedir a Valén, el Síndico de la Montaña.
Valentín
García, director del Distrito Municipal de Las Lagunas, asesinado por la
espalda por un oficial de la
Policía, en Santo Domingo, fue sepultado ayer (lunes) con la
bandera nacional y las notas del Himno, cuando el sol declinaba, casi a las
seis de la tarde, sobre los montes de Padre Las Casas.
Para
llegar al lugar y despedir a su síndico, los habitantes de la montaña enfrentaron
los malos senderos y la soledad de los caminos. Había lluvia y ellos la
vencieron. Y como héroes silenciosos, vencieron también la pena que les produjo
la pérdida de su última cosecha de habichuelas y guandules, a consecuencia de la sequía de los últimos meses.
Valentina,
la hija menor del alcalde, quien es el vivo retrato de su padre, llevó la
bandera nacional que encabezó el cortejo fúnebre, que partió de su casa
materna, situada frente al parque más pequeño del mundo –el parque de Las
Lagunas–-, atravesó las inclinadas calles del lugar, y terminó en el Cementerio
Municipal, el mismo que años atrás Valentín García mandara a remozar.
Ayer,
Las Lagunas entera era tenía el rostro de la tristeza.
Valén
era hijo de la bruma y de los montes, y dicen que su familia estaba marcada por
la desgracia porque en menos de un año han muerto en ella cuatro de sus
integrantes, incluyéndolo a él y a su padre Arcadio García, que falleció hace
apenas cinco meses.
Los
habitantes de la zona montañosa de Padre Las Casas, especialmente de las veinte
comunidades situadas entre el río en Medio y el río Yaquecillo, piensan que Valentín
García era uno de los suyos.
Recuerdan
que cada vez que las comunidades de montaña arriba quedaban incomunicadas por
la crecida de los ríos, Valén estaba ahí para socorrerlos.
Su
última obra, según la
Hermana Emilia González, de la congregación de las Hermanas
Apostólicas de Cristo Crucificado, fue coordinar con la iglesia y las
comunidades de la sierra la recolección de las 600 fundas de cemento que faltan
para la terminación de un puente sobre el río en Medio, el mismo que se erige,
con fondos propios, como una culpa sobre el olvido oficial.
Valentín
García encabezó el pasado 10 de enero, junto a la ministra de Educación,
Josefina Pimentel, el acto de inauguración de la escuela de El Roblito, el día en
que la montaña recibió por primera vez a una funcionaria de ese alto rango.
La
misa de cuerpo presente oficiada por los sacerdotes Gabriel Delgado Victoriano
y Wikin Castillo, empezó con las palabras de la María Juana Rivas
Pineda, de la congregación de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificad
“A todos nos cuesta creer que Valén está muerto. Se va, y se lleva con él
muchos sueños”.
Según
Fernando de los Santos, síndico de Padre Las Casas, el municipio entero,
incluyendo las comunidades de las lomas y los llanos, se mantendrán vigilantes
frente al proceso judicial que se le seguirá al asesino de Valentín García. “Lo
único que esperan nuestras comunidades es una justicia severa”.
Valentín
García era el sexto de 17 hermanos. Su muerte deja en la orfandad a siete
hijos: Jordi Valentín, de 16 años; Génesis Paola, de 13; Estefanía Valentina,
de 11; Chaveli, de 11; Valerie, de 5; Ezequiel, de 2; y Patry, de 5; y enluta a
su esposa Solange Ainé Medina, y a su madre, Isabel de la Rosa.
Hoy
que se ha ido, todos dicen que Valén, el Síndico de la Montaña, nunca dejó de
tener proyectos en beneficio de las comunidades montañosas, lugar donde mandan
las flores, y donde los niños nunca dejan de sonreír aunque les duela el alma.