Domingo,
15 de julio de 2012.-SANTO
DOMINGO.-El doctor Julio Cury expresó que el senador de Peravia, Wilton
Guerrero, sometido por difamación por el ingeniero Hipólito Mejía, pretende
justificar sus “imputaciones difamatorias” en la relevancia pública del ex
presidente de la
República.
Sin embargo, aclaró que no toda noticia en torno a
una celebridad encuentra refugio ni protección en la libertad de información,
porque el respeto al honor predomina sobre el derecho de expresión e
información pública.
“Cuando
lo divulgado contenga expresiones injuriosas, la víctima, sin importar quién
sea, podrá hacer valer siempre su derecho al honor y a la propia imagen”,
señaló. Asimismo, explicó que para que la libertad de información prevalezca
sobre el derecho al honor, la noticia tiene que ser veraz, por lo que entiende
que Guerrero “está irremisiblemente atrapado en las mallas del artículo 29 de la Ley No. 6132, toda vez que
lo que declaró el 16 de mayo pasado fue una invención pestilente y mendaz
producto de la febrilidad de su imaginación”.
El
abogado del ex mandatario insistió en que independientemente del interés
público que tenga la denuncia que se haga, la eficacia de la libertad de
expresión e información tiene como límite la veracidad. “No basta con el asunto
sea relevante ni que se trate de una personalidad pública cuya esfera de
intimidad sea más reducida, sino que lo que se comunique se corresponda con la
verdad. De lo contrario, nos estaríamos reconociendo un poder exorbitante para
lesionar la reputación y dignidad de los demás”, apuntó.
Entrevistado
en el programa “Ante al país” que se transmite por el canal 37, el destacado
jurista manifestó que el senador Guerrero incurrió en una temeridad condenable
al aseverar que el ex mandatario viajó a Sinaloa en un avión piloteado por un
empleado de Joaquín Guzmán, mejor conocido como “El Chapo”, líder de una
organización internacional de droga denominada “Alianza de Sangre”, por lo que
le aconsejó refrenar su “morbosa avidez publicitaria” porque las declaraciones
“de tinta amarilla, aquí y en todas partes del mundo, contravienen la ética
profesional y la responsabilidad social”.