A nadie debe
asombrar que al presidente electo Danilo Medina le estén pasando desde ahora
facturas por servicios políticos prestados en la campaña electoral que culminó
con el nuevo triunfo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Los primeros en
enrostrarle a Danilo Medina el respaldo electoral son los reformistas. Rogelio
Genao, Secretario de Organización de ese despilfarrado partido, es quien inicia
el festival de reclamos, aunque al decir de Humberto Salazar, su compañero de
partido, esas exigencias no se gestionan de manera particular, sino a través de
los organismos competentes del PRSC. En buen dominicano, eso se llama
desautorizar.
La compostura de
Genao, a penas es el inicio de lo que viene. Los demás partidos que
concurrieron aliados al PLD, también reclamarán su parte del pastel
gubernamental. La política, más que una ciencia, es una inversión que espera
determinados resultados. La han convertido en un negocio lucrativo y para eso
utilizan el oportunismo. Ya nadie en política hace favores gratuitos. La idea
es yo te ayudo ahora y si ganas, luego me gratificas con una posición en las
instituciones del Estado. Así es la cosa.
Los reformistas
contribuyeron con 266 mil 487 votos(5.87%) al triunfo de Danilo Medina y a la electa vicepresidenta
Margarita Cedeño de Fernández. Algunos tránsfugas de esa organización quisieron
probar suerte en otros partidos y se guayaron, por desesperados, pues pensaron
que el PRD desplazaría al PLD del poder. Las alianzas frustraron esos
propósitos, de manera que el caldero quedó encima de fogón, sin ingredientes
del sancocho, para la fiesta que ya tenían armada.
Se admite que
sin los aliados, las elecciones las hubiera ganado el PRD, una organización que
se pasó los meses de campaña con problemas internos, y que todavía afloran en
la palestra pública. Lo demás es de dominio púbico.
Con el apoyo de
varias organizaciones, el partido blanco obtuvo 2, 130,189 votos (46,95%), pero
resulta que su voto duro fue de 1, 911,503 (42,13%).Es decir, estuvieron a punto de ganar.
El PLD y aliados
conquistó 2, 323,463 boletas (51,21%), pero como partido individual obtuvo 1,
711,972 (37,73%).
Los aliados
andan pregonando por las calles que el PLD se quedó en el poder gracias a sus
aportes. Están pasando facturas. Y ciertamente, es así. Pero lo que están
haciendo los reformistas son acciones chantajistas y Danilo Medina no debe caer
en esas presiones.
El presidente
electo ha dicho que no ha firmado pacto con el partido colorao ni con nadie
sobre la base de ceder empleos públicos. ¡Qué bueno que se exprese de ese modo!
Los aliados
deben esperar porque la primera tarea del nuevo Presidente es arreglar los
trastes de la casa, ubicar a los suyos y después socorrer al vecino y agradarlo
en recompensa por su solidaridad en el proceso electoral. Eso de presionar por
cargos públicos, es inaceptable.
Por supuesto,
estamos en presencia de un oportunismo repugnante, que va creando rechazo de
parte de la militancia peledeísta, que ve peligrar sus intereses en términos de
obtener cargos porque bien se lo merecen y se lo han ganado con la fidelidad al
partido y a sus líderes.
Eso no significa
que los partidos que aportaron votos al PLD se quedarán sin cargos. Eso no
ocurrirá. Ellos serán ubicados (siempre ha sido así) como muestra de
agradecimiento. Lo malo de esto es la forma cómo se están cabildeando
posiciones públicas.
Los reformistas
no son los únicos que están presionando, hay otros partidos trabajando con
iguales metas y más discreción. Cualquiera no desea estar en estos momentos
metido en los zapatos de Danilo, que en silencio va estudiando cada pieza del
tablero para hacer lo que no se ha hecho cuando le toque gobernar a este pueblo
ingrato.