<p>Protejamos al Consumidor </p>

Es
inconcebible que en pleno siglo 21 todavía existan personas que asuman
la percepción equivocada de que los demás no piensan, que son unos
tarados mentales y peor aún que no tienen derecho a reaccionar ante un
atropello.

Esta
introducción vale para enfocar el tema de la mala calidad y falta de
higiene de los salamis que se fabrican en la República Dominicana y que
son de gran consumo, especialmente entre la población más empobrecida.Lógicamente,
no son todas las empresas de embutidos las que incurren en esa criminal
acción, pero por supuesto tras los informes del estudio realizado por el
Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro
Consumidor), que dirige la licenciada Altagracia Paulino, el caso ha
vuelto a ser noticia.

Debe
recordarse que no es la primera vez que en el país se denuncia
públicamente las porquerías que algunos empresarios de embutidos
introducen a sus productos para luego exponerlos en el mercado como algo
“alimenticio y de calidad”.

En
la década del setenta en más de una ocasión se difundió en los medios
de comunicación del país que el salami estaba siendo elaborado a base de
harina, partículas de plátanos y hasta los desechos del pollo. Lo que
menos tenía en la tabla nutricional era carne. Hasta se llegó a decir
que la carne que se empleaba en algunos casos era de caballo y hasta de
burro.

Ahora
se repite la historia aunque con algunas variables gracias a la
oportuna y valiente decisión de la directora de Pro Consumidor de
advertir a los consumidores sobre la mala calidad de los “salchichones”
que consume el pueblo pobre de la República Dominicana.

Pero
resulta que hay sectores que han salido en defensa de las empresas
embutidoras sin reparar en el daño que éstas provocaron en los fieles
consumidores del producto. Es decir, que el interés y la salud del
consumidor no es lo importante.

De acuerdo al estudio de Pro Consumidor el
97%&nbsp; de los salamis de una muestra de 258 unidades tenían bajos niveles
de carne, alto contenido de levadura de nitrito de sodio e incluso&nbsp;la
presencia de coliformes fecales.&nbsp;

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También el informe del organismo oficial indica que el
contenido de coliformes fecales de las muestras analizadas asciende a
un 15%; el de levadura un 12% y el nitrito de sodio, que se utiliza para
dar sabor y colorante, en el 51% de las muestras estaba por encima del
límite. La investigación fue hecha&nbsp;en marzo, tomando muestras de 22
empresas embutidoras ubicadas en el Distrito Nacional y las provincias
Santo Domingo, Santiago, Duarte, Barahona y San Pedro de Macorís.

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Lo
cierto es que estamos ante una penosa y grave situación que amerita que
sea asumida con la mayor responsabilidad y hasta las últimas
consecuencias por las autoridades. No debemos dejar sola a la dirección
de Pro-Consumidor, especialmente ahora que determinados sectores
intentan proyectar ante la opinión pública una supuesta persecución
contra las empresas de embutidos.

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El
pueblo consumidor tiene que ser protegido por el Gobierno y sus
instituciones y hay que actuar con energía contra esos mercenarios,
abusadores y antihumanos comerciantes que sin importar la salud de los
consumidores tienen el tupé de hasta introducirle heces fecales a un
producto de tanta demanda y popularidad entre la población dominicana
como es el salami.

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Entonces,
se deben publicar los nombres de las empresas, ya sean de nivel casero o
industrial que “preparan” los salamis con todas esas inmundicias.

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Si
esto hubiese ocurrido en la República Popular de China, por ejemplo,
esos bandidos no lo tuvieron contando porque el paredón les habría
cobrado su azarosa acción.

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Abrigamos
la confianza de que algún día la justicia divina les pasará factura a
esos malos ciudadanos que atentan con la vida humana.

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DiarioDigitalRD&nbsp;

Santo Domingo,&nbsp;RD