Londres, 30 jul (PL) Parece una broma y los periodistas repiten la
incómoda pregunta cada día que transcurre en los XXX Juegos Olímpicos de
Londres-2012, los primeros probablemente en la historia en ocultar el
pebetero.
Luego de la vuelta turística al mundo de la antorcha salida de sus
orígenes en Grecia, el "spice boy" David Beckham escoltándola en una
lancha de paseo por el Támesis, el tramo del remero Steve Redgrave y el
encendido, desapareció o mejor dicho, quedó oculta.
Bonito y original por los 204 pétalos simbólicos sobre el mismo número
de comités olímpicos nacionales presentes, con llamas que se levantaron
desde el centro de la grama del Estadio Olímpico de Stratford hasta
convertirse en una pira gigante.
Empero la mole de acero de ocho metros y medio de altura dejó el
suspenso a partir del encendido pasada la medianoche del 27 de julio en
esta capital, dejando en el ambiente la interrogante de qué se haría
durante el campeonato de atletismo.
La respuesta, muy poco flemática por cierto, vino del presidente del
LOGOC (organizadores), Sebastian Coe, el ex astro del atletismo, quien
se limitó a responder: no se concibió el pebetero para los turistas.
ÂíQue olvidadizo!, comentaba una colega francesa en el Centro de Prensa
(MPC) al subrayar que al menos en las Olimpiadas Modernas siempre el
fuego permaneció a la vista del público y se desvanecía únicamente en la
ceremonia de clausura.
Coe indicó que la llama podía ser vista en una pantalla de notable
tamaño en las afueras de la instalación, lo que refuerza la tendencia
marcada por Londres-2012: los Juegos son para la televisión y las
ganancias.
El sacrosanto COI no ha abierto la boca, tampoco por la carestía de la
vida en la principal urbe del Reino Unido. Tranquilos, ya lo veremos en
la cita de atletismo desde el 3 de agosto.
Así que para las futuras generaciones habrá que explicar esta excepción,
que como el título de aquella delirante comedia estadounidense, ¿Y
dónde está el piloto?, resultó una onda muy "snob" y muy "british".
jcm/ft