El establecimiento de una nueva política para la frontera dominicana con Haití es uno de los retos pendientes y futuros que debe asumir el nuevo Gobierno del presidente Danilo Medina, para mayor garantía de la seguridad nacional y evitar la trata de personas, el tráfico de armas, de drogas y alimentos, además de hacer frente al contrabando y la penetración de indocumentados a nuestro territorio.
Hasta redes de prostitución infantil han sido desmanteladas en la frontera de Haití y la República Dominicana.El 9 de noviembre de 2011 las autoridades dominicanas detuvieron a dos personas, una mujer dominicana y un hombre alemán, por su presunta implicación en una red que se dedica a prostituir y a promover la pornografía infantil con niñas haitianas y dominicanas de entre 10 y 15 años en la ciudad de Santiago y en la provincia de Dajabón, cerca de Haití. Esto avala lo que se afirmasobre la necesidad de mayores controles en la frontera.
Sin embargo, todo indica que hay apatía en cuanto a reforzar la seguridad fronteriza, a juzgar por las cifras invertidas con ese propósito.
En 2011, por ejemplo, el Gobierno del Presidente Leonel Fernández destinó un Presupuesto de RD$76.8 millones para mantener vigilada y protegida la frontera, mientras empleó RD$108.9 millones (solo) para la seguridad de los 14.6 kilómetros que recorre la primera línea del Metro de Santo Domingo, que une al Distrito Nacional con Santo Domingo Norte (20)
Ese mismo año, del Presupuesto para el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT), el 75% fue absorbido por las cargas fijas corrientes (pago personal, alimentación); un15% para mantenimiento de quipos y combustibles, y apenas un 10% para labores operativas. Unas dos mil tropas están acreditadas en las fronteras norte y sur con Haití. El 70% de estos militares recibe un incentivo inferior a los 5 mil pesos mensuales. No hay perspectiva de aumento de esos ingresos, debido a la falta de recursos.
Solamente 142 de los 360kilómetros de la frontera están dentro del perímetro de la vigilancia militar del Ejército Nacional y del CESFRONT, quedando más de la mitad sin protección permanente.
La porosidad de la frontera común se debe a que hay sitios, Restauración, por ejemplo, donde la vigilancia militar se hace muy difícil, circunstancia que aprovechan muchos ciudadanos para “colarse”, sobre todo por el sur, donde muchos de ellos se dedican a la tala de árboles para hacer carbón, que luego trasiegan hacia Haití.
Solamente 142 kilómetros de la frontera están dentro del perímetro de la vigilancia militar del Ejército Nacional y del CESFRONT, quedando más de la mitad sin protección permanente.
Otros de los problemas que persisten en la zona limítrofe es el relacionado con el medio ambiente y el de las infraestructuras viales, según lo observado por la OCIM, una red de organizaciones no gubernamentales que defiende los derechos de los inmigrantes en América. El mal estado de las carreteras y la contaminación del medio ambiente forman parte de ellos, en este último caso como resultado del funcionamiento de los mercados binacionales.
Unos catorce mercados permanentes funcionan en territorio dominicano a lo largo de360 kilómetros de frontera con Haití, donde comerciantes haitianos y dominicanos intercambian unos 100 millones de dólares anuales en productos. Según la prensa del 24 de junio de 2012, El primer ministro haitiano, Laurent Lamothe, anunció la eliminación de los mercados que se realizan en la frontera con República Dominicana, entre una serie de medidas encaminadas a poner fin al contrabando y a aumentar los ingresos aduanales haitianos.
La materialización de ese anuncio significaría un rudo golpe a la economía de ambos países. Es quizás por eso que en el programa de Gobierno del presidente Danilo Medina figura “proponer y promover la firma de un convenio bilateral con Haití” y “reforzar y dinamizar la Comisión Mixta-Bilateral Dominico-Haitiana, imprimiéndole responsabilidades de coordinar con otras instituciones del Estado en aquellos temas que requieran de estrategias comunes con Haití”.
“La franja fronteriza dominico/haitiana, es decir las cinco provincias dominicanas y las cerca de treinta comunas haitianas que son limítrofes, y cuyas economías dependen esencialmente del intercambio comercial, albergan hoy a unas dos millones de personas. La mayor parte de ellas están ubicadas en la franja haitiana cuya población absoluta es unas cuatro veces la que hay en el lado dominicano y cuya densidad demográfica es más de cinco veces superior.Estas comunidades han logrado desarrollar una percepción mutua muy pragmática, lejos de la hermandad solidaria que imaginan algunos observadores, pero también distante de la hostilidad manifiesta en otros puntos de la geografía insular. Se trata de un pragmatismo erigido sobre la base del reconocimiento de la imprescindibilidad mutua, que asume tanto la vecindad como el contacto como necesarios pero al mismo tiempo se esfuerza por distinguir al "otro" como diferente y no deseable en los contactos más íntimos. (21)
Esas y muchas otras razones llevan a pensar que es necesario dialogar con Haití sobre estos temas, pero además fortaleciendo la seguridad fronteriza. Y no hacerlo a través de la llamada Comisión Bilateral, donde los delegados haitianos siempre evaden tratar otro tema delicado e importante, que es el que se refiere a la masiva migración haitiana hacia la República Dominicana. Esas negociaciones deberían hacerse de Gobierno a Gobierno, de Presidente a Presidente, no a través de intermediarios, aunque después deleguen la redacción de los acuerdos.
(20) Acento.com.do. Noticia del 8 de octubre de 2011.
(21) Futuros. Revista trimestral latinoamericana y caribeña para el Desarrollo Sostenible. Artículo de Haroldo Dilla Alfonso es un historiador y sociólogo cubano.Actualmente es el coordinador de Ciudades y Fronteras. Fue coordinador general de investigaciones del Programa FLACSO en República Dominicana. En la actualidad dirige un proyecto deinvestigación sobre intermediación urbana y desarrollo fronterizo en República Dominicana.