Uno de los más grandes retos que
tendrá el nuevo gobierno de Danilo Medina será enfrentar la corrupción
administrativa, una tarea sumamente difícilpor la existencia de un entramado que la encubre y la permite, porque
son muchos los intereses económicos en juego.
La corrupción está presente en los
sectores públicos y privados, en estamentos militares y policiales y en la
sociedad misma: para que haya corrupción se necesitan corruptores, que abundan
como la hierba mala en la República Dominicana.
La corrupción ha sido descrita como “el uso
ilegitimo del poder público para el beneficio privado”. El funcionario público,
servidor de la República,está obligado
a transparentar sus ingresos, su origen ysu monto frente a los dominicanos, pero en nuestro país siempre se
emplean artimañas para evadir esa responsabilidad.
Se usan testaferros para crear empresas con dinero
robado al erario,se hacen falsas
Declaraciones de Bienes, se ocultan los montos robados con la falsificación de
documentos públicos y se burlan los controles mediante sobornos. Los políticos
propician el clientelismo e incurren en corrupción al comprar dirigentes o
sobornar a posibles votantes con dádivas, generalmente extraídas de los fondos
públicos.
Estos delitos, descritos y sancionados por las leyes,
se cometen no solo en el tren gubernamental, sino también en los Ayuntamientos,
tanto bajo control del gobierno como de la oposición. Y también en los
organismos descentralizados del Estado, todos incapaces de salir airosos ante una auditoría seria.
En la gran mayoría de los Ayuntamientos del país se
dilapidan los fondos que se les otorgan o sencillamente se los roban con
artimañas, pero además se practica el nepotismo, con la designación de
familiares o allegados de los alcaldes para crear empresas, fantasmas o no, que
ofertan bienes y servicios a los propios Ayuntamientos a los cuales sirven.
Eso explica por qué casi ningún Ayuntamiento dispone
del dinero suficiente para recoger la basura, construir canchas deportivas,
funerarias para los pobres y otras obras de interés social que reclaman sus
respectivas comunidades.
El ex presidente Joaquín Balaguer
dijo en una ocasión que“la
corrupción no es un privilegio de la sociedad dominicana. Es una plaga de la
época. Es el mundo entero el que se halla poseído por la fiebre del lucro. Es
la conciencia universal que se encuentra desquiciada por las tentaciones del
placer y el brillo deslumbrador de la riqueza. En mi Gobierno hubo corrupción,
es cierto, pero la misma se detenía ante las puertas de mi despacho”.
Esa
admisión de Balaguer de que en sus diferentes gobiernos hubo corrupción nunca
pudo ser detenida por sus sucesores, a pesar de haberse creados Comisiones de Ética
y un Departamento para prevenirla.
En
este último caso, los escasos funcionarios sospechosos de corrupción enviados a
la Justicia jamás han sido condenados, excepto uno que tenía que ver con
asuntos migratorios en la frontera.
En
cuanto a que es la conciencia universal “que se encuentra por las tentaciones
del placer y el brillo deslumbrados de la riqueza”, solo basta decir, para
darle la razón al fallecido caudillo reformista, que a cada momento se publican
noticias sobre escándalos de corrupción a nivel mundial.
La
diferencia es que en algunos países se castiga con la cárcel e incluso la pena
de muerte, como en China, por ejemplo, pero en la República Dominicana a ningún
corrupto le preocupa serlo por la cuantía de su fortuna, con la cual puede
comprar jueces, fiscales y periodistas.
Esa
es la que yo llamo “la corrupción grande”, pues también hay “la corrupción
chiquita”, que es aquella que involucra a militares, policías y funcionarios
públicos mal pagados, generalmente para hacerse de la vista gorda ante la
violación de algunas leyes o en el último caso para tramitar un expediente. Si usted “no camina”, como se dice
popularmente para referirse a la entrega de dádivas, difícilmente podrá lograr
que su expediente se agilice o que le entreguen el cheque adeudado por alguna
institución.
Esto
no quiere decir que se generalice, pero en la mayor parte de los casos se
practica ese tipo de corrupción.
La
Justicia es otro cantar. Con frecuencia los medios de comunicación nos traen
noticias relacionadas con órdenes de libertad a favor de narcotraficantes a quienes les han ocupado
grandes cantidades de drogas, generalmente beneficiados por jueces de menor
categoría que siempre alegan que los fiscales o investigadores “no aportaron
pruebas suficientes” contra los imputados.
Los involucrados
en hechos de corrupción siempre tienen a su favor otros corruptos que los
encubren, en una larga cadena incluye a políticos en cargos gubernamentales de
gran relevancia.
La
cadena cuenta hasta con periodistas que les hacen “relaciones públicas” en
variados medios de comunicación, con una desfachatez que asombra.
La
corrupción está íntimamente vinculada con la pobreza, pues si es cierto lo que
se afirma de que ese mal social “se traga” más de cien mil millones de pesos al
año, estamos hablando de una respetable suma de dinero con el cual se podrían
construir escuelas, hospitales, acueductos y otras obras de interés social para
beneficio de la población de menos recursos de la República Dominicana.
El
presidente Danilo Medina tiene el reto de “hilar fino” para hacerle frente a la
corrupción, cuya existencia se ha convertido en una hidra de siete cabezas que amenaza la convivencia democrática, debido
a la inequidad social que genera.
Por Santiago Estrella
Veloz/DiarioDigitalRD