Recientemente
fue aprobado el proyecto de ley que regula los salarios de los funcionarios
públicos, poniéndole de esta manera un freno a las ilimitadas ambiciones económicas
de los “servidores públicos”.
Esto puede
convertirse en una pieza jurídica de mucha importancia en nuestro país, o bien,
ser otra más de las leyes que no valen ni el papel en que están escritas. Eso
está por verse. Lo que sí es seguro es la desfachatez con que los congresistas
asumieron una postura supra legal y se hicieron inmunes a esas disposiciones.
No se si el
pueblo dominicano sepa lo que esto significa, pero cuando tenemos un grupo de
personas que crean una ley para todo el mundo menos para ellos mismos, estamos
ante un verdadero adefesio de democracia. Cuando los legisladores, los
encargados de hacer las leyes, se colocan a si mismo por encima de estas,
entonces tenemos que revisarnos como nación.
La Constitución,
la Ley Suprema, les prohíbe a los senadores y diputados legislar en beneficio
propio, sin embargo introducen en esta ley un párrafo que dice: “el Congreso se regirá por su
propia ley”, afirmando que la ley del congreso está por encima de las demás
leyes, enviando el meta mensaje de que ellos son unos seres “especiales” que
están por encima de los demás. ¿Si Juan Bosch decía,
“ningún hombre es superior a su pueblo”, entonces, por qué estos, que alegan
ser discípulos, quieren estar por encima de los demás?
Qué vergüenza
ver a este pueblo tan luchador y sacrificado dándose un congreso lleno de
hombres insensibles e inescrupulosos, que gobiernan de espalda a los intereses
de país y de cara a sus lujos y sus ilegales privilegios. Ellos son malos, pero
no olvidemos que nosotros somos quienes los elegimos. Revisémonos.