<b>CARR, Edward H. en su libro ¿Qué es
la Historia?, publicado en el año 1961, Barcelona, Ariel, nos dice, la historia
es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como
método el propio de las ciencias sociales. </b>
La historia se inscribe dentro de las
disciplinas humanísticas, junto a otras ciencias sociales, siempre observando
rigurosamente el método científico en las investigaciones, para contar los
acontecimientos acaecidos en un periodo histórico determinado.
Cuando nosotros mismos contamos
nuestra propia historia, se interpreta como memorias, las cuales por razones
naturales pueden carecer de objetividad, decía, un viejo postulado romano, que
lo escuché en uno de esos periplos diplomáticos en Europa Central, entre bromas
y verdades, que no hay juez más benigno, que el propio humano al juzgarse a sí
mismo.
Mi profesor de historia, Máximo
Avilés Blonda, con su ronca voz, grave, no por el cansancio de contar
historias, nos decía, que los acontecimientos estaban sujetos al debate
históricos, y dependía de la óptica del historiador, si se enmarcaba en el
materialismo histórico y su dialéctica como principio fundamental, o el otro
polo del pensamiento humano, el capitalismo.
Desde Heródoto de Halicarnaso, padre
de la historia, hasta nuestros días, la interpretación de los acontecimientos está
sujetado al historiador.
He observado la prisa mediática por
enjuiciar el ejercicio presidencial de los dos últimos periodos que el próximo
16 de agosto, de los corrientes, llegan a su final del presidente Dr. Leonel
Antonio Fernández Reyna.
Inclusive el presidente del Senado,
en su discurso del 27 de febrero,2012, en la Asamblea Nacional, sabiendo que
era la última rendición de memorias del mandatario, elogió la obra de Gobierno
del presidente Leonel Fernández y señaló que ha creado una transformación
revolucionaria a nivel institucional, económico, y social en el país. Esto
hasta sus adversarios políticos observaron,que eran expresiones llena de donaire, elegancia, cortesía y
protocolares de un presidente de la Asamblea Nacional.
Instituciones, personalidades, y su
propio partido, preparan la despedida del presidente Fernández, los cuales se
apresuran a realizar juicios de la grandilocuencia de estos ocho años de
gobierno o régimen peledeista, sin reparar en las improntas del mismo.
Obviamente, estos aplausos crean ecos que llenan la soledad o vacio que se crea
en el alma, de los jefes de estado, cuando llegan al final.
El propio presidente Leonel
Fernández, el mismo se reconoció, en la Romana, expresó, “por primera vez
República Dominicana ha contado con un Gobierno que ha sabido conjugar la
expresión legitima de la democracia, la libertad y la justicia social,
conjuntamente con el progreso, modernización, y bienestar del país. “
Agregó, “Yo espero que al culminar
este tercer periodo de gobierno, efectivamente la mayoría del pueblo dominicano
pueda apreciar que todo el esfuerzo a consistido en hacerconciliar la democracia, libertad, con
progresoy desarrollo.”
Señor presidente, me inscribo entre
los dominicanos, que no tienen luz, y estoy buscando a Diógenes de Descartes, para
que me preste su lámpara, o me sentaré a envejecer, para leer la crónica de sus
doce años, a ver como la contaran.
En una media isla del Caribe, que
está en el mismo desfiladero de los huracanes, en el alba del siglo XX1, en el
año 2004, asciende a la presidencia de la República, el Dr. Leonel Fernández
Reyna, quien llegaba por segunda vez al solio presidencial. Su primer periodo
fue en el año 1996-2000, al derrotar en segunda vuelta al líder del PRD, Dr.
José Francisco Peña Gómez, por una de esa estratagema del destino, el viejo
líder y presidente de la República Dominicana, el derechista y cortesano de la
era de Trujillo, Dr. Joaquín Balaguer, le pasó el bastón de mando y su libro de
gobernanza.
Los rasgos más importantes de este
periodo fueron la modernización del estado dominicano, la privatización de
todas las empresas públicas, la enajenación de patrimonios nacionales como al
CDE, el CEA, CORDE, entre otras. Su gobierno de corte neoliberal dejó grandes
rastros de corruptela, y un deterioro en el aparato productivo nacional, porque
favorecía las importaciones y no la producción nacional. Es un periodo negro
para los contratistas dominicanos, cuentan que los ingenieros se suicidaban,
sus sesos volaban como mariposas, al no poder honrar los compromisos con sus
proveedores por el incumplimiento del estado.
Como se han levantado voces para
decir, que hay sectores que están conspirando contra su obra de gobierno,
permítame, reservar este capítulo de sus ocho años, para la posteridad.
No obstante, le deseamos los mayores
parabienes y buena venturanza para usted y los suyos, se que inicia su periplo
internacional para buscar nuevos horizontes para su talento e intelecto, le
auguro éxitos.
Nosotros nos quedaremos aquí, en el
“nueva york chiquitico”, su tierra prometida al pueblo dominicano. Presidente,usted nos deja en un país, con
estas cifras frívolas y terribles, deuda externa de 25 mil millones de dólares,
en el lugar no. 89 como país en desarrollo humano, en el lugar no. 118 de
183países, en competitividad como país, con la energía más
cara del planeta, la gasolina más cara de América, un déficit fiscal mayor a los100
mil millones de pesos, la delincuencia en niveles insoportables, la corrupción
de estado sin precedentes e impunidad, inseguridad ciudadana donde la vida vale
un celular. Deja quebrado a los productores agropecuarios con una deuda por
encima de los seis mil millones de pesos, los productores avícolas en ruina, la
deuda del banco central que paso de RD 89,000, millones en el 2004 a RD$ 267,
000 millones de peso a mediado del 2012.
Presidente usted no se va, se queda
con dos poderes de los tres, una justicia hecha a imagen y semejanza, un poder
legislativo a sus órdenes, la vicepresidencia de la Republica, y el poder
fatico de los medios de comunicación. Nos deja, presidente comiendo salchichón
de burros, caballos, con bajas proteínas y eses fecales. Buen viaje presidente,
hasta el 2016.