El licenciado Danilo llegará el jueves, a media mañana, al Palacio del Congreso para asumir la presidencia de la República, cargo para el cual fue electo en las pasadas elecciones del 20 de Mayo.
Al mismo tiempo el presidente Leonel Fernández cumple su mandato constitucional para el cual fue designado en las elecciones del 16 de mayo del 2008.
Danilo ha guardado con tanto celo sus intenciones para su gobierno que aún hoy, faltando sólo tres días para su juramentación, nada ha trascendido acerca de los personajes que integrarán su gabinete y dirigirán instituciones del Estado.
Fernández ha aprovechado los últimos días de su régimen para finiquitar inauguraciones que tenía pendientes; nadie se imaginaba que fueran tantas, pero al menos se entiende la razón de que tengamos un déficit de más de 80 mil millones de pesos.
La opinión pública espera que el presidente Medina explique en su discurso de ascensión cuál es tu estrategia para enfrentar una situación tan delicada, si al mismo tiempo pretende negociar con el Fondo Monetario Internacional un nuevo “stand-by” para hacer frente a la delicada situación financiera que encontrará. Según Fernando Alvarez Bogaert el déficit que dejará Leonel es una deuda de alrededor de 81 mil millones de dólares.
¿Habrá nuevos impuestos?, se preguntan muchos; qué haría Danilo que no se haya hecho antes para enfrentar esa situación financiera que, por su lado, el presidente Fernández la explica diciendo que protagonizó el período de más progreso del país. Y es cierto.
No quisiéramos polemizar con un hombre que presidió ocho años el poder político del país y que en ese tiempo “se preservaron las libertades públicas”. Nadie le podría discutir esa realidad, pero lo que podríamos definir como “la Pequeña Era de Leonel” arroja interesantes experiencias, especialmente en su afán de hacer del país “un Nueva York Chiquito”. Es verdad que hizo el subterráneo, pero no lo pudo terminar.
Primero se pensó que esa obra sería concesionada para no presionar las exiguas reservas financieras del país, pero no fue así. Tampoco resolvió el problema de la luz eléctrica como lo prometió a principios de este último período.
Lo que Leonel quiso hacer y no pudo se supone que lo va a terminar Danilo?…¿Asume Danilo el compromiso de sentirse atado a esas falencias y no intentar de verdad “lo que nunca se ha hecho” como sería eliminar los apagones. ¿Podrá hacerlo?.
Todos deseamos con el alma que Danilo pueda eliminar los apagones que es una de esas taras perversas que frena el crecimiento y el desarrollo nacional. Reconocemos que el asunto no es tan solo quererlo hacer, sino poder hacerlo.
Así se presentan las dos plantas a carbón por 300 megavatios que ha buscado en Brasil y que cuenta con el aval necesario del régimen de la señora Rouseff que estará aquí esta semana para acompañarlo en su juramentación.
Sabemos que Danilo no se va a meter en eso de mediar en el Medio Oriente ni fantasías parecidas. Caminará pacientemente con sus pies bien asentados en el suelo de la Patria.
Esas serán las diferencias que vamos a advertir entre un gobernante en cierto modo idílico, y otro que no tiene interés en saber “por donde le entra el agua al coco”.
Mismo origen ideológico, misma clase social e iguales metas patrióticas. No vamos a decir que Leonel es más iluso que Danilo, pero es obvio que Danilo es mucho más modesto y luce mas pragmático.
Felicitamos a Leonel porque entregó con toda dignidad el poder ejecutivo que le encargó el pueblo, y lo entregó a tiempo. Y felicitamos a Danilo Medina quien asume el próximo jueves, 16 de Agosto, día de la Restauración, los plenos poderes de la Presidencia de la República por la cual luchó a brazo partido.
Bosch dijo que el PLD cumpliría el gobierno de liberación que soñaron Juan Pablo Duarte y los trinitarios, pero nunca se cumplirá esa meta porque no importa lo que se haga siempre habrá “algo más” que faltará.
Lo importante es perseguir la aurora de la libertad de la sociedad dominicana para que nuestro bandera siempre altiva flamee orgullosa simbolizando nuestros paradigmas de paz y progreso. Nada más, y nada menos.