Podríamos decir -sin temor a un equívoco- que el discurso inaugural del presidente Danilo Medina respondió a las expectativas de la sociedad dominicana y, en especial, de sus electores.
No así se podría afirmar de la conformación de su gabinete predominantemente escogido del listado de funcionarios que acompañaronal presidente Leonel Fernández a lo largo de sus ocho añosconsecutivos de gobierno.
Los perredeístas proclamaban durante la campaña que Danilo Medina “eramás de lo mismo”, y los “danilistas” respondían que su candidato era“el verdadero cambio”. Ahora se verá si en realidad Danilo significa “más de lo mismo”, o si viene a completar la obra de Fernández e incluso la proclamación boschista de que el PLD completaría la “obra de Liberación Nacional” anhelada por los Padres de la Patria.
Danilo comenzó complaciendo las expectativas de la sociedad al asegurar en su discurso inaugural, que respetaría su acuerdo para desde el 2013; de asignar el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) a la Educación Primaria y Pre-universitaria.
Solo ese objetivo acreditaría al gobierno de Danilo ante la opinión pública, pero no es eso sólo. El anunció una asistencia substancial a las pequeñas y medianas industrias, esfuerzo que sirvió de ariete para levantar países como Japón, Taiwán, Corea del Sur y los otros países de los denominados “Tigres del Asia”.
Con ese esfuerzo pretende sacar a millón y medio de personas de la pobreza e insertarlos en el mercado de consumidores y, por lo menos, crear unos 400 mil nuevos empleos en su período. Esas son metas que siempre hemos tenido, pero que pocos hemos avanzado en el logro de las mismas.
Ojalá que la “varita mágica” de Danilo logre que los brasileños, con su presidenta Dilma Roussef a la cabeza, nos financien las dos grandesplantas a carbón de 300 mil megas cada una que contribuyan de manera substancial a superar nuestra endémica enfermedad de apagones.
Pero esa tarea no luce nada fácil en un momento en que Europa bosteza ante una crisis existencial del euro, su moneda única, y toda la parte sur de la zona (Italia-España-Portugal y Grecia) languidece bajo el influjo de una inflación galopante.
Y ni que decir de la situación que atraviesa “el hermano mayor” enredado en las patas de los caballos de unas elecciones aún indefinidas y que podría traer a un derechista de rabo de dragón que sólo piensa en proteger a los ricos y conspira contra todas las medidas progresistas de Obama.
Danilo lo puede lograr, pero no será “un pasear y cantar”. Tendrá que emplearse a fondo y ganar cada resquicio que le permitan las circunstancias. Verá si es posible iluminar metódicamente al país; llevar la luz de la educación a todos y “hacer lo que nunca se ha hecho” eliminar la hiedra del analfabetismo que acogota a los menos afortunados.
Como hombre nacido en el medio rural a Danilo no hay que explicarle las vicisitudes de los agricultores que medran en nuestros campos esperanzados en que surja el amanecer de una fundada esperanza. Ojalá Danilo lo sea, Pero en ese camino tendrá que vérselas con la incuria, la indiferencia y la corrupción. Dijo que sería inflexible con aquellos aficionados a recibir dádivas o comisiones que no son suyas y que perjudican al Estado.
El bueno de Luis Julián Pérez dijo –cuando se apartó del balaguerismo – que veía con ojos de piedad a quien sustituyera al líder de los reformistas. Hoy no es tan grave la situación, pero algunos creen que existe poco margen para eliminar eso –las comisiones- que entra en la calificación ignominiosa de “lo que está mal”.
Un nuevo gobierno siempre es una esperanza de buenos cambios y todos apenas con palpitaciones angustiadas, quisieran que este proyecto tan largo y porfiado “no resulte frustratorio para el país.’’
Danilo no puede quedarle mal al pueblo y quienes él ha invitado a su esperanzador gobierno, no debieran hacerlo quedar mal a él.
Lo decimos, como lo dijera en algún momento don Rafael Herrera, “con el corazón en la boca”.
Solo resta esperar