<b>Una frágil tregua negociada ayer por prelados religiosos, notables y las
autoridades tripolitanas quedó despedazada hoy por la resurgencia de
las confrontaciones con fusiles automáticos y granadas autopropulsadas
en las cuales han muerto 13 personas y más de un centenar han sido
heridas, algunas atrapadas en el fuego cruzado de los beligerantes.</b>
Beirut, 23 ago (PL) Los agrios recuerdos de tres lustros de guerra civil
resurgen hoy en el Líbano en cuya principal ciudad septentrional,
Trípoli, partidarios y adversarios del gobierno sirio combaten hace
cuatro días en batallas callejeras.
Una frágil tregua negociada ayer por prelados religiosos, notables y las
autoridades tripolitanas quedó despedazada hoy por la resurgencia de
las confrontaciones con fusiles automáticos y granadas autopropulsadas
en las cuales han muerto 13 personas y más de un centenar han sido
heridas, algunas atrapadas en el fuego cruzado de los beligerantes.
La posibilidad del resurgimiento de los combates a pesar de la tregua
era evidente debido a la acción de francotiradores de ambas bandos que
desoyeron la orden de cese del fuego.
Una crisis similar ocurrió en junio pasado cuando un grupo de libaneses
chiítas fue secuestrado por elementos a los que se identifica con
miembros de los grupos armados que tratan de derrocar al gobierno sirio
desde hace meses.
Blindados e infantes del ejército libanés despachados a la zona para
interponerse entre los beligerantes han sido incapaces de contener los
combates, cuyo epicentro está en la calle Damasco, tierra de nadie entre
los barrios de Bab el Tabaneh, habitado por sunitas, y la colina de
Baal Mohsen, donde residen miembros de la comunidad alawita.
Aunque ambas son comunidades musulmanas, los sunitas son adversos al
gobierno del presidente sirio alawita Bachar al Assad, quien enfrenta
una insurgencia armada en su país, alentada por países árabes del Golfo
Pérsico y Turquía, acorde con alegaciones de las autoridades de Damasco.
El espectro de la expansión del conflicto sirio a su territorio planea
sobre el Líbano desde hace semanas debido a secuestros de miembros de
ambas comunidades y de un empresario turco días atrás.
Las autoridades libanesas ratificaron sus ordenes al ejército de
restablecer la calma y de arrestar a los elementos armados que circulen
por las calles, pero han tenido poco impacto en las hostilidades.
Los principales temores ahora radican en una posible extensión de la
violencia a esta capital, reside una importante comunidad chiíta,
apoyada por el Hizbola (Partido de Dios), que cuenta con una presencia
sustancial en el parlamento y controla la más poderosa milicia armada
del país.
lac/msl