<b>El presidente colombiano Juan Manuel Santos decidió iniciar un acuerdode paz “definitiva” con las Fuerzas Armadas Revolucionarias deColombia, las FARC.</b>
Es una noticia impactante y una esperanza de sanación de la salud deunos de los países más sufridos de América Latina. Cuyos desplazadospor la guerrilla suman unos 6 millones de personas.
Imagínese usted el sufrimiento acumulado en ese país con más de 50años de guerra interna. ¿Pero de dónde surgió la horrible guerraintestina?.Hay que remontarse a unos 60 años atrás, cuando fue asesinado en plenacalle de la parte vieja de Bogotá el doctor Jorge Eliécer Gaitán,quien se perfilaba al momento de su muerte como el seguro presidentede la República para suceder al mandatario de turn Mariano Ospina Pérez, pero ese asesinato aleve -que tanto se le asigna a la CIA como a la derecha colombiana- causó la mayor reacción popular que serecuerde en una capital latinoamericana bautizada como “El Bogotazo”.
Esto ocurrió el 9 de abril de 1948.La multitud indignada por la suerte del carismático líder, ocupó lascalles, buscó armas, destruyó todo lo que le pareciera oficial yestuvo a punto de ocupar el mismo Palacio Presidencial. No lo logró,por la intervención oportuna de la Artillería del Ejército.
El presidente Ospina estuvo a punto de renunciar, pero su esposa se leopuso y le advirtió que si él renunciaba ella no renunciaría,curiosidad popular para significar las dudas del presidente y lafirmeza de la primera dama.
Aunque la violencia política siempre fue un virus en la viejaColombia, nunca fue tan sistemática y prolongada como ha sido en estosúltimos 60 años, aunque se han hecho esfuerzos denodados por lograr laelusiva paz.La más resuelta decisión gubernamental por lograr la paz la inició elpresidente Andrés Pastrana, no bien asumir el poder a fines de losaños ’90.
Se despejaron unas 200 mil kilómetros cuadrados, casi cuatroveces el territorio dominicano, para crear el escenario propicio paradiscutir y en el que las FARC asumieron todo el control.
Pese a losesfuerzos de Pastrana no hubo un final feliz.Al principio del primer gobierno de Alvaro Uribe se reintentó hablarde acuerdo de paz, pero el emotivo ex presidente, rechazó de plano ensu momento cualquier posibilidad de despejar zona alguna del país afavor de las FARC.
Los dos períodos presidenciales de Alvaro Uribe fueron especialmenteríspidos en sus debates y combates con las FARC y en Colombia se decíaque esa aversión de Uribe nacía por la muerte de su padre por parte deun Comando de los insurrectos.
El actual presidente Santos es un hombre capitaleño -bogotano- educadoen universidades norteamericanas y aunque sirvió dos períodospresidenciales como titular de las Fuerzas Armadas de Uribe, ha tomadoahora como jefe del Estado un camino diferente con respecto a laguerrilla y a sus relaciones con Chávez y Correa que ha encendido laira y una intensa polémica con su ex aliado que fue pieza clave en suascenso al poder.
Las perspectivas de Colombia sobre la base de una paz con laguerrilla, augura a ese enorme país un futuro de paz que impulsaríasubstancialmente el desarrollo de su economía yconvertiría a esa nación en un centro productivo inmenso especialmentesi se construye, como se ha anunciado, un nuevo canal interoceánico enasociación con China Continental y la construcción de una nueva ciudadque costaría inicialmente unos diez mil millones de dólares.
Solo la violencia que se ha vivido en los últimos cincuenta años-agregado el narcotráfico- ha mantenido a Colombia estancada, con unasFuerzas Armadas desmesuradas y una Policía que fácilmente equivaldríaa las de Panamá, Ecuador y Perú juntas.Si todos esos recursos dedicados a la defensa y el orden público sereorientaran a la producción, además de su producción de petróleo, elgas y el carbón que ya se explota, así como las esmeraldas, Colombia se convertiría en una verdadera capital cultural, industrial y turística de América Latina.
Solo la violencia maniata a ese hermoso y amplio país en dondenacieron las primeras ideas liberadoras de América y que acogió aSimón Bolívar como el libertador de América.Colombia, sin dudas, merece y tiene derecho a la paz. Y Américanecesita acabar con el flagelo de la guerra civil que desgaja anuestra sociedad. ¡Ojalá esta vez sea de verdad!.