<b>La Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (EGEHID)
esta dando los pasos para revivir el controversial proyecto de hidroeléctrica
Manabao-Bejucal-Tavera, conocido popularmente como “Presa de Manabao”, que en
su momento provocó un amplio movimiento de rechazo en la comunidad de Jarabacoa
con extendido apoyo de grupos ambientalistas. </b>
Calificándola como una obra “prioritaria para el país”,
EGEHID acogió una sugerencia presentada por las empresas Odebrecht (Brasil) e Impregilo
(Italia) hecha en el período de transición gubernamental recién pasado para
reactivar el proyecto con un costo superior a los RD$ 2,763 millones.
Esta infraestructura fue concebida durante el gobierno de
Salvador Jorge Blanco y en 1987 el entonces presidente Joaquín Balaguer la desestimó
por su elevado costo y la magnitud del irreversible impacto ambiental
socioeconómico que sufriría la comunidad de Jarabacoa.
El monto del contrato que está manejando la empresa estatal
que controla la generación hídrica de electricidad contempla una inversión de RD$861.7
millones; 59.3 millones de euros y 41.3 millones de dólares de Estados Unidos.
El 30 de mayo pasado la administración de EGEHID envió a las
empresas constructoras la comunicación No. 0166-2012 en la que informa su decisión
“de retomar la agenda de actividades del proyecto”.
La carta constituye una respuesta a Marco Vasconcelos,
representante de ODEBRECHT, y Antonio Dotti, de Impregilo, quienes notificaron
la constitución de un consorcio para ejecutar “las actividades que encausen
nuevamente los trabajos relativos al proyecto”.
Impregilo tiene el derecho para la construcción de la
hidroeléctrica, que le fue otorgado por César Sánchez cuando era administrador de la Corporación
Dominicana de Electricidad, en octubre de 2001. Ahora, mediante acuerdo
privado, la firma italiana cede a ODEBRECHT su principalía y se queda con sólo
el 40% de la participación.
UN PUEBLO OPUESTO
Desde que se anunció la posible construcción del proyecto
Manabao-Bejucal-Tavera los munícipes de Jarabacoa levantaron su oposición y se desplegó
una amplia campaña de protestas y manifestaciones.
La Comunidad Salesiana, junto a entidades científicas y
académicas, se aglutinó en el denominado “Grupo por la Defensa del Río Yaque del Norte” y
emitieron una proclama de lucha para impedir la ejecución de la obra.
El movimiento de oposición tomó fuerza y el conflicto fue
conocido por el Concejo Edilicio, en la sesión extraordinaria 44-86, que emitió
una resolución de rechazo al proyecto.