El consumo irracional que
muchos expertos en Marketing denominan como la “compra compulsiva”, aquella que
no responde a necesidades del individuo, día tras día se muestra en crecimiento
indetenible, de tal forma que nos hemos convertido en una sociedad en donde el
motor de quienes la componen es el
querer más, y mientras más se tiene, más
se quiere, como dice la frase: ¨cuanto más tenemos, más queremos.¨
La población mundial,
principalmente la de los países más ricos, se ha dejado arrastrar hacia un consumismo inadecuado, el cual ha sido un
factor clave que ha generado la gravísima crisis que actualmente abate la economía
mundial, teniendo por repercusiones perjudiciales y agobiantes, la profundización del desempleo, la pobreza y el atraso social
en las grandes y en las pequeñas naciones. Un ejemplo de esta situación es
precisamente por este consumismo que se produjo la grave crisis de Wall Street
en los Estados Unidos y cuyos efectos se padecen en el mundo entero.
No sólo hombres y mujeres adultos se
han hecho dependientes del consumismo, sino que también los niños y jóvenes por una mala orientación
por parte de la sociedad, se han
convertido en el centro de la producción, y un blanco
fácil para la acelerada germinación del consumo sin
sentido, al resumirse sus necesidades en usar y tirar, sin darse
cuenta que su comportamiento lacera a su familia y produce una sociedad
vacía y esclava de su propia creación.
Esta distorsión del consumo
ha llegado también a los gobiernos, y muy especialmente al de República
Dominicana, en donde los funcionarios no se conforman con una yipeta del año,
sino con la mejor yipeta del año, también una serie de gastos superfluos que
inflan desproporcionadamente los presupuestos de los ministerios, y el dinero
que debiera utilizarse para paliar las condiciones de pobreza de los más
necesitados, se despilfarra en equipos, remodelaciones, viajes y otros asuntos
propios del consumismo irracional.
Puede decirse que el
consumismo lleva a un estado tal, en
el que no se discierne sobre lo que se necesita o no. Un Ministerio no necesita
grandes vehículos, lujosas oficinas o muchos viajes al exterior, sino cumplir
la misión para la cual fue creado, llevando los servicios públicos a la
ciudadanía, cumpliendo su rol como ente con una responsabilidad social.
A fin
de vencer los males que nos laceran en un mundo tan inestable y en la sociedad en la
que nos ha tocado vivir, se hace imprescindible que tomemos nuevos rumbos y que
asumamos nuevas formas de proceder que nos conduzcan a vencer el consumismo
irracional, y a la vez hagan posible detener las consecuencias perjudiciales
que actualmente tiene el mismo en el desarrollo de un país y en su promoción humana.
Tal parece que las actuales autoridades, obligadas
por los déficits existentes, han tomado la senda del ahorro como una forma de
mitigar las consecuencias de un consumo irracional en el pasado. Se hace
necesario priorizar el gasto, tanto a nivel familiar como gubernamental, es
necesario invertir, no gastar inadecuadamente, a fin de que cada peso produzca