<b>Los asesinatos al
estilo del bajo mundo del crimen de Chicago están presentes en República
Dominicana.Cada día los medios de
comunicación reportan la ocurrencia de hechos sangrientos cometidos por pistoleros
al servicio de crimen organizado.</b>
Sorprende la forma cómo
desaparecen los autores de esos hechos y la técnica que utilizan.
En cada caso, las
víctimas han sido sorprendidas por los asesinos, lo que hace más rápido el
trabajo. Los asesinos no avisan porque si lo hicieran no logran sus cometidos,
puesto que las futuras víctimas se colocan en posición de alerta y es más
difícil consumar la criminal tarea.
El factor sorpresa es
el mejor aliado de los protagonistas de esos crímenes. No hay dudas de que los
responsables de esos crímenes son pistoleros experimentados en el manejo de las
armas y no se descarta que entre esos sicarios existan hombres de uniformes
activos y en retiro.
Algunos de esos casos
se dan por asuntos pasionales y otros por compromisos económicos no saldados,
especialmentedeudas contraídas en el
terreno del narcotráfico.
Hace poco mataron a un
abogado dentro de su vehículo en momento que se estacionaba. La Policía ya
arrestó a los autores, pero sale a relucir que el profesional fue mandado a
matar por una persona que pagó 80 mil pesos a los matones bajo el alegato de
que el occiso le debía 200 mil pesos y que aparentemente no había forma de
recuperar ese dinero. Obviamente, el autor intelectual fue identificado y
responderá por la acción.
Entre las víctimas
elegidas por el crimen organizado en el país figuran algunos abogados que han
sido asesinados saliendo de sus residencias. El Colegio Dominicano de Abogados
ha puesto en alerta al país sobre la ocurrencia de estos casos, que deben
aclararse para tranquilidad de todos.
Recientemente, fue muerto a tirosdentro de su carro, en el ensanche Luperón,
el señor Juan Luis Martínez, ensanche
Luperón. Como siempre, se desconoce quiénes lo hicieron.
El sábado pasado, dos hombres fueron asesinados
al ser atacados a tiros mientras transitaban en un vehículo por la calle Juana
Saltitopa y se detuvieron en la esquina Paris, del sector María Auxiliadora.
Los agresores viajaban en otro carro que se le
paró al lado y desde dentro le dispararon, en lo que aparenta un conflicto
relacionado al narcotráfico. Las víctimas de la agresión son Samuel Jilber y
Maiker Jause Jorge Cabrera (Marquito), de 32 años, quienes murieron a causa de
heridas de bala en distintas partes del cuerpo, ocasionadas por desconocidos en
circunstancias que se investigan
Otra modalidad del
crimen es matar y quemar los cadáveres dentro de los vehículos. Hace poco, en
San Pedro de Macorís, encontraron dos hombres calcinados en una yipeta. Casos
de esa naturaleza han sido reportados en otros lugares por la Policía.
Además, se han
encontrado cadáveres destrozados en pedacitos dentro de sacos, mientras otros
son descubiertos en los montes y cañaverales.
Los asesinos utilizan
motoresy otros vehículos ligeros para
esas acciones, lo que hace imposible a los investigadores policiales dar con
ellos en lo inmediato. Me imagino que usan placas falsas o robadas. ¿Quiénes
son esos asesinos, que pocas veces son apresados? ¿Para quienes trabajan?
Recocemos que la
Policía está haciendo un buen trabajo e incluso ha resuelto la mayoría de los
crímenes que se han cometido. Sería injusto decir lo contrario. Tenemos buenos
investigadores y están bien equipados. Pero también hay que reconocer que la
delincuencia ha tomado mucho terreno, lo que pone en peligro la seguridad de
los ciudadanos.
Hay que extremar las
medidas de seguridad en las calles. Ya uno no confía en los vehículos que se
colocan paralelos en los semáforos, mucho menos en los motoristas, pues
cualquiera de ellos puede resultar ser un pistolero por encargo.
Tal vez hace falta un Eliot
Ness, el temible agente del tesoro estadounidense, famoso por sus esfuerzos por
hacer cumplir la Ley de Prohibición en Chicago, y líder de la escuadra de
agentes conocidos como Los Intocables, para ayudar en nuestro país a
descubrira los gatillos alegres que por
dinero matan.