Algunos de sus colaboradores han querido ver en la conducta del nuevo jefe del Estado un deseo de diferenciación con cualquiera de sus antecesores. No es como fulano, ni como sutano, ni mengano,sencillamente estamos ante “La Raya de Danilo”.
Pero se debe tener cuidado al trazar una raya, como la de Pizarro, elconquistador del Perú, en la Isla del Gallo, frente al Imperio Inca.¿Estamos viviendo una situación tan extrema, angustiosa, de vida omuerte?…O es una simple exageración producto del entusiasmo en unaexposición en la televisión en un programa de opinión.
Antonio Issa Conde cree que Danilo ha trazado una “Raya”, como más omenos decir: La ineficiencia y la corrupción llegó hasta aquí…el queesté dispuesto a seguir adelante, que cruce de La Raya.
Todos queremos ver a un presidente de la República que trace unainflexible raya que se aparte de los convencionalismos y se decididapor medidas eclécticas y sensatas que saquen al país de la mugre moralen que se encuentra. ¡Un Presidente que se ponga los pantalones!.
Y no habría nombre mejor para una nueva política que elestablecimiento de una raya definitoria, clara y con característicasde que no sería violable por ningún funcionario. Especialmente conactuaciones reñidas con las buenas costumbres. Ese sería el Día delRecuerdo de Luis Julián Pérez.
Sin remontarnos a 500 años atrás, solo debemos en este tiempoquedarnos en el barrio y ver lo que ha hecho la presidenta DilmaRouseff en Brasil, en cuyo régimen han caído más de diez ministros yotros altos funcionarios. Los cancela y los somete sólo por sospechaso por denuncias.
Claro que no pedimos un despelote como ese en la administraciónpública dominicana, pero algo parecido luce aconsejable en estecambio de gobierno que debe evitar que se crea que vivimos un procesode anomia.
Aunque sea sólo como aspaviento la imagen de este régimen necesitamotivar algún tipo de inspiración ante la opinión pública. Debeidentificar a su régimen con una acción de renovación ética que motivela solidaridad de las grandes masas, si tener que llegar amanifestaciones de multitudes en las calles, ni a ridículasexpresiones huecas.
Si bien algunos altos funcionarios ven signos de que el presidenteMedina desea dejar claro lo que aspira que se considere como el ejecentral de su régimen, al menos se debe motivar esa inquietud ante lasmasas. Y eso no es lo que se ve ni se siente.
El doctor Antonio Issa Conde ha querido dejar ver que Danilo seesfuerza en un propósito de cambio social y legitimidad política. Esposible que el sesudo asesor presidencial tenga toda la razón. Ymuchos desearíamos que así fuera, pero la verdad es que la opiniónpública no está persuadida aún de que se busque ese objetivo, ahoraque lo que parece predominar es la voz del expresidente Fernándezjustificando lo que ha ocurrido en su régimen “de ocho años”
E incluso ha llegado al colmo -nuevamente- de atribuir los males a lacrisis del 2003 lo que todos conocemos en el país como “la gran crisisbancaria”.
Fernández incluso ha llegado a responsabilizar “al gobierno anterior”,o sea el de Hipólito Mejía, que terminó en el 2004, de la crisis y eldéficit presupuestario actual ubicado por los especialistas en unos185 mil millones de pesos. El llamado “Hoyo de Baninter” se calculósolo en la chilata en unos 80 mil millones de pesos.
Fernández no debe jugar con el afecto y el cariño que muchos letenemos en el país y salirse con una explicación que si no quisiéramoscalificarla en los peores términos, la definiríamos como una “viveza”.
El mismo dijo que la economía obtuvo un superávit en su desempeño del2009, por tanto, hasta ahí llegó el “legado maldito” del gobiernoanterior.
Si como dice Issa Conde el presidente Medina quiere erigir lo que éldefine como “la Raya de Danilo”, debe ser austero y severo ante laopinión pública que necesariamente debe asimilar el mensaje del jefedel Estado.
De lo contrario este régimen se pasaría los cuatro años inventandoexplicaciones que cada vez convencerán a menos.Si vamos a alfabetizar, debe hacerse ya; si vamos a invertir el 4%del Producto Interno Bruto en Educación, como se ha anunciado, debendarse ante la opinión pública los pasos que anuncian ese decisivoesfuerzo nacional.
Son políticas nuevas que deben ser sintetizadas en palabras nuevas yhermosas que permitan una rápido asimilación del gran público.
Es verdad que la sociedad denota falta de coherencia cuando exige alEstado rigidez ante la corrupción y se convierte en permisiva antelos corruptos públicos y privados en escenarios sociales yculturales.
Es cierto que esa es una dualidad infame de la que adolece laRepública Dominicana como sociedad, pero siempre hay remedios quecuran o deben sanar esas agrias distorsiones. Estamos totalmente deacuerdo con Issa Conde en cuanto a que nadie cuestiona al corrupto yéstos siempre se salen con la suya.
Muchos en este país suspiramos cuando vemos las acciones de laPresidenta Dilma Rouseff -de Brasil- y la rigidez del gobierno chinocon respecto a quienes juegan con la seguridad pública, sea drogas odelitos económicos.
Pero aquí no aplicamos esos remedios y a menos que iniciemos una revolución moral estricta nunca atenderemos esos males. ¿Podríamos empezar con una inflexible “Raya de Danilo”?. Menos dura que la de Pizarro, pero tan eficiente como la de la Presidenta de Brasil. Ojalá.
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