<b>Hace 75 años la frontera entre Haití y la República Dominicana fue el escenario de una masacre que, aunque ha formado parte durante mucho tiempo del imaginario colectivo haitiano, era desconocida para el resto del mundo.</b>
Este sábado (13 de octubre 2012) se cumplen 75 años de una masacre que se cobró la vida de
miles de haitianos en la República Dominicana.
Hace 75 años la frontera entre Haití y la República Dominicana fue el
escenario de una masacre que, aunque ha formado parte durante mucho tiempo del
imaginario colectivo haitiano, era desconocida para el resto del mundo.
El episodio se bautizó como la "masacre del perejil", porque
los soldados dominicanos llevaban una rama de perejil y le preguntaban a los
sospechosos de ser haitianos que pronunciasen dicha palabra.
Rafael Trujillo estuvo en el poder desde 1930 hasta que lo asesinaron en
1961.
A aquellos que tenían como lengua materna el criollo haitiano les
resultaba difícil, un error que les podía costar la vida.
Los historiadores estiman que entre 9.000 y 20.000 haitianos fueron
asesinados en la República Dominicana bajo las órdenes del dictador Rafael
Trujillo.
Los cuerpos fueron arrojados en el Río Masacre, ominosamente bautizado
así por una antigua disputa colonial entre España y Francia.
Los asesinatos de 1937 cambiaron la relación entre los dos países de la
isla La Española y sus efectos pueden verse todavía hoy.
Desde finales de septiembre a mediados de octubre de ese año hombres,
mujeres y niños fueron primero reunidos y posteriormente golpeados hasta la
muerte solo por el hecho de ser haitianos.
Incluso dominicanos de piel oscura fueron víctimas de una purga conocida
como "el corte".
<b>
Los extranjeros como chivo expiatorio</b>
Los migrantes haitianos han cruzado durante generaciones la frontera en
el norte de la isla para trabajar en las plantaciones de azúcar de la República
Dominicana.
El comercio entre Dajabon y Ouanaminthe, en el lado haitiano, es crucial
para ambas localidades.
Pero durante la gran depresión que comenzó en 1929 la economía del país
cayó en picado y los inmigrantes se convirtieron en el chivo expiatorio.
Documentos diplomáticos estadounidenses de la época describen los
asesinatos como "una campaña sistemática de exterminación".
Trujillo era un importante aliado de Estados Unidos, pero después de que
la magnitud de la masacre saliese a la luz la administración del presidente
Franklin D. Roosevelt hizo que el gobierno dominicano pagase reparaciones a las
familias de las víctimas – un dinero que en última instancia nunca llegó a su
destino.
Hay evidencia de que en muchos pueblos dominicanos la gente arriesgó sus
vidas para ayudar a sus vecinos, pero en otros muchos incluso los delataron.
<b>
Historia compartida</b>
En la actualidad la frontera está abierta los lunes y los viernes.
El puente que conecta la ciudad de Dajabón en el lado dominicano y
Ouanaminthe en Haití es un mar de gente con productos para comerciar.
Las dos ciudades, donde se oyen ecos tanto del criollo como de la lengua
española, dependen una de la otra.
"Son más las cosas que tenemos en común que las que nos
diferencian. Trujillo intentó despojar a la República Dominicana de sus raíces
haitianas pero nuestras culturas y formas de vida son muy parecidas", dice
Lesly Manigat, un médico haitiano que vive en la ciudad dominicana de Santiago.
"Franceses, españoles, africanos… la nuestra es una historia
compartida".
El doctor Manigat pertenece a un grupo llamado "Frontera de
luces", que celebra el aniversario con arte, poesía y acciones sociales en
un intento por acercar a ambas comunidades.
Para conmemorar la fecha hubo misas en honor de los muertos en las dos
ciudades fronterizas y la gente participó en una vigilia con velas en la que
marcharon hacia la frontera.
Se pudieron oír voces de apoyo a medida que las luces intermitentes de
las velas descendían por el río.
<b>
Pero para algunos ya ha pasado demasiado tiempo.</b>
Varios diarios dominicanos argumentaron que el aniversario podía
propiciar un aumento de la tensión, pero sus organizadores aseguraron que era
importante recordar.
"La gente lo ha descrito como 75 años de silencio, y esta es una
oportunidad para hablar sobre ello porque todavía sufrimos estas heridas y para
no repetir el pasado", afirma Cynthia Carrion.
<b>
Esfuerzo conjunto</b>
Aun así, las actitudes marcadas por un oscuro pasado persiguen a los dos
países.
Se estima que en la República Dominicana viven más de un millón de
inmigrantes ilegales haitianos y que en Dajabón, provincia en la frontera, el
tráfico de personas está muy extendido.
"A nivel del estado
hay todavía cierta sensación de rechazo hacia los haitianos de piel oscura"
Edward Paulino, un dominicano-estadounidense miembro de "Frontera
de luces"
"Después de 1937 la cultura dominicana se hizo exclusiva. A nivel
local la gente podía trabajar junta y aceptar que tenemos una sociedad mixta,
de la cual los dominicanos de origen haitiano son también parte", afirma
el doctor Edward Paulino, un dominicano-estadounidense miembro de
"Frontera de luces".
"Pero a nivel del estado hay todavía cierta sensación de rechazo
hacia los haitianos de piel oscura".
Hace poco un trabajador haitiano presuntamente mató a un dominicano en
una ciudad de la frontera, Loma de Cabrera.
Los locales le dijeron a los haitianos que abandonasen el pueblo en las
siguientes 24 horas.
Pero muchos de los que tomaron parte en las celebraciones para marcar el
aniversario de la masacre coincidían en la unión que existe entre la gente a
ambos lados de la frontera.
"Llevamos a cabo la limpieza de un parque en el lado haitiano. Uno
de los voluntarios no podía creer que hubiésemos venido a ayudar a limpiar su
comunidad y entonces me di cuenta que era la primera vez que hacíamos algo
así" dijo Sady Díaz, una de las organizadoras.
La gente de los dos pueblos se volverá a juntar este mismo mes para pintar murales en la frontera, un eterno tributo a aquellos que murieron.