Siempre voy a defenderlo
que pienso, en el escenario que sea, frente a quien sea, hasta con la vida si
fuere necesario. Escogí la carrera política porque la consideré la vía más
efectiva para contribuir con la eliminación de los anacronismos de la sociedad
dominicana.
Por eso abracé las prácticas y el pensamiento de ese incomparable líder,
el doctor José Francisco Peña Gómez. De él y de la crianza de mi familia, especialmente
mi madre, Isabel Luisa Matos Martínez yde mi
abuelo, Juan Bautista Matos Solano, Pay , como le llamamos sus descendientes o
Juan Venancio, como le llamaban el Ocoa, que en paz descanse, aprendí los
niveles éticos y morales con los cuales he desarrollado mis acciones en la política
y en la vida. <br>
Permítanme contarles algunas anécdotas de ellos hacia mí. De Peña Gómez: 1) Cuando gané la Regiduría o Concejalía, en
la Convención del PRD en el 94, en la cabina de Radio Comercial, antes de
iniciar su acostumbrada alocución por Tribuna Democrática, de la que yo formaba
parte, me dijo “ Mi hijo, usted ganó su Regiduría y va a ser un gran Regidor”.
Luego, en su casa, le pregunté ¿Lider, como ser un buen Regidor?, me respondió “nunca abandone la
gente que vota por usted”. 2) Cuando gané, siendo el más votado, la candidatura
a Diputado de la Región Central, hoy circunscripciones dos y tres del D.N., después
de las 10:00 de la noche de un día, me presenté a su oficina en la Casa
Nacional, en la avenida Bolívar y le ofrecí esa candidatura para que él “resolviera”,
en parte, un cúmulo de aspiraciones de algunos de los altos dirigentes del
partido, a lo que me contestó, “ no mi hijo, si te quito esa candidatura, se la
estoy quitando a los pobres que tu representas y queme han apoyado siempre”, de este episodio
fueron testigos dos importantes dirigentes que le acompañaban, Hipólito Mejía y
Winston Arnaud. <br>
No estoy obligado a dejarme dirigir de políticos
inescrupulosos, sinética ni moral, cuyo
objetivo principal en la política es usarla
como vía para el enriquecimiento personal, sin pensar en el necesario y
obligatorio deber de defender los intereses de la mayoría desvalida del pueblo,
cuya defensa, a veces la elevan como una
demagogia barata y de poca consistencia.
Tengo moral para decir esto. Durante más de 30 añoshe desarrollado mis actividades
con esos criterios y no pienso claudicarlos después de esta edad. He ocupado
distintos cargos públicos, incluyendo de Legislador Nacionaly Municipal, Diputado y Regidor, en los cuales, la sociedad ha podido aquilatar
mis improntas y comportamientos de “cara al sol”. Cada quien es dueño de sus
actos y deberá asumir las consecuencias.
“no hagas nada de lo que tengas que arrepentirte”,
me dijo mi abuelo Pay, ya citado en esta reflexión.Andrés Matos, Licho.