El gobierno del presidente Danilo Medina ha dado muestras muy
claras de que no quiere afectar a las mayorías y que no malgastará los
dineros del estado. Desde que inició sus pasos como líder político él
siempre planteó que es partidario de un sistema impositivo sencillo, no
complejo, que pueda bajar las tasas y ampliar la base, pues así se
podría incrementar los ingresos del gobierno sin tener que crear nuevos
impuestos ni elevar los que existen.
Sin embargo, cuando vió la realidad
estructural del estado dominicano de hoy día, se dió cuenta que en este
momento histórico y fruto de que nuestro país tiene una de las
presiones tributarias más bajas de América Latina, no es posible
implementar de manera inmediata esa visión que él tiene. Por eso,
planteó que es necesario hacer un pacto fiscal que inicie el camino de
desmontar lo complejo del sistema impositivo y lleve a bajar tasas y
amplias la base. Pero ese pacto fiscal se inicia con la discusión de una
reforma que permita conformar un presupuesto para el año 2013 orientado
a que importantes recursos del gobierno puedan ser invertidos en
educación, en salud, en programas de enfrentamiento a la pobreza y en el
area social.
El Consejo Económico y Social (CES), un mecanismo
constitucional creado para buscar concertación en las políticas
públicas, ha expresado el criterio de que si el gobierno reduce el gasto
público no hay necesidad de hacer reforma fiscal para preparar el
presupuesto del 2013. Con el debido respeto que nos merecen las
diversas personalidades y sectores que forman parte del CES, creo que
esa es una visión equivocada de ver la situación económica de hoy. Ellos
toman en consideración el presupuesto del 2011 y dicen que en la
actualidad el gobierno se puede manejar con un presupuesto de alrededor
de 410 mil millones de pesos y no de 469 mil millones como han
propuestos los técnicos del equipo económico del gobierno. Para el CES
se debe bajar el gasto público en unos 60 mil millones y no poner
niinguna carga impositiva.
Eso es ilógico, absurdo e irracional. Danilo
se comprometió a darle el 4% del PIB a la educación preuniversitaria y
eso implica unos 100 mil millones de pesos. Asimismo, el monto del pago
de los intereses de la deuda en el 2013 alcanza la cifra de casi 75 mil
millones de pesos, es decir, que solo entre educación y los intereses de
la deuda hay 175 mil millones, casi un 40% del presupuesto.
No existe
ningún caso en América Latina donde un país haya logrado desarrollarse y
bajar los niveles de pobreza con una disminucion del gasto público.
Brasil es el mejor ejemplo de eso, pues en los gobiernos tanto de Lula
como de Dilma Roussef el gasto público se incrementó ampliamente, pero
el mismo fue dirigido de manera clara y precisa a programas sociales, a
incrementos salariales, a la creación de grandes cantidades de empleo y
de ayuda a las Pymes. Lo mismo que Danilo quiere para nuestra nación. Y
es que debemos estar conscientes de que el camino correcto y
conveniente no es disminuir el gasto público sino reorientarlo y
aumentarlo.