Con una marcha multitudinaria, con discursos de incitación, o iniciativa
de “promesa del hombre” de no matar a una mujer, sí de respetar su integridad
física y emocional, las más altas autoridades del Ministerio Público de Santo
Domingo, por cuarta vez consecutiva
esperan evitar, lo que según ellos, depende de la conciencia social de
los hombres. Va a ser necesario adoptar
una ley que reconozca la violencia contra la mujer un delito, y su objeto sea
el de prevenir, sancionar y otorgar protección a las víctimas, ya que las
modificaciones hechas a Código Penal, no surtieron los efectos esperados.
Existen diferencias básicas en el carácter y el desino individuales del
hombre y la mujer. Estas diferencias
están recogidas en la Biblia, con la Ilustración se convirtieron y definieron
en función de la educación y la cultura.Hoy, mis queridos amigos, estas
diferencias son, nos parece, de carácter políticas, pues a través de la función
política es que el hombre varón le impone a la mujer desigualdad,
prohibiéndole muchas formas de
comportamiento en la sociedad, o interfiriendo con limitantes su participación
en la colectividad. Cuando éste le causa
la muerte, y habiéndose establecido esta diferencia política, él espera de su
acción que haya impunidad, que es como casi siempre ocurre.
El hombre y la mujer se necesitan mutuamente, y la Humanidad se
fundamenta en la división de sexos. La diferencia que los agrupa a ambos puede
comprenderse a través de los actos de amor y desamor, de cooperación y de
desarmonía, y de luchas y, sobre todo de muchos desacuerdos. En la diferencia
sexual, que es otra realidad del problema de las muertes a mujeres, opera una
lucha, no tanto por la diferenciación de ambos sexos, sino por la inferioridad
sexual, que el hombre impone a la mujer, por medios represivos y que la cultura
sirve de base para el estudio del patriarcado o el carácter autoritario del varón, a lo largo de su historia: la
mayor parte del tiempo el hombre actúa frente a
la mujer con una actitud de dominio, de que la mujer le pertenece.
La principal causa o razón profunda de que el hombre mata a la mujer es
el temor a que ella le ridiculice, también a la envida de que siendo el varón
el ser dueño del instinto de poder, sea la mujer el ser con mayor capacidad
natural de reproducción. Muy por encima de la capacidad física del hombre sobre
la mujer, la cual utiliza como arma, la más profunda de todas sus
preocupaciones está ahí, dicen los psicoanalistas contemporáneos, que el hombre
envidia la naturaleza de la mujer.
¿Cómo puede la mujer ridiculizar al hombre? Su cuerpo atrae a otros
hombres, la mujer puede tener hijos y está naturalmente mejor dotada para la
sexualidad. Esta es la verdad de la violencia contra la mujer, ha ocurrido a lo
largo de la historia, y si ahora está dimensionado el problema es por los
desvaríos de la cultura occidental, típica de hombres sin carácter ni
sexualidad sana. El hombre varón es un ser con sed de prestigio, tiene que ser
un buen “ejecutante” frente a la mujer, eso le lleva también a sentir odio
hacia ellas, y cuando la muerte tiene sentido para él, ocurre como una función
defensiva y cobarde.