<b>Santo Domingo (PL) La llegada al poder de un nuevo presidente, aunque
del mismo partido gobernante desde hace ocho años, distinguió en 2012 el
acontecer político de República Dominicana, donde los males sociales,
como la corrupción, continuaron acentuándose.</b>
El triunfo de Danilo Medina en las urnas el pasado 20 de mayo cerró un
proceso electoral caracterizado por el fuerte enfrentamiento entre las
principales fuerzas políticas y la desunión de los movimientos de
izquierda.
Al mismo tiempo, el objetivo de mantener al Partido de la Liberación
Dominicana (PLD) en el Palacio Nacional llevó a un derroche innecesario
de recursos económicos, cuyas consecuencias pagan los sectores más
desfavorecidos, según diversas opiniones.
Con la derrota de los comicios cargaron el expresidente Hipólito Mejía,
candidato del Partido Revolucionario Dominicano, y otros cuatro
contendientes de fuerzas alternativas, incapaces de llevar a un solo
representante a la boleta para tener más posibilidades de éxito.
Así, el 16 de agosto comenzó el tercer mandato consecutivo del PLD al
entregar Leonel Fernández la presidencia a Medina, quien heredó de su
antecesor un déficit fiscal que se estima al cierre del año en 187 mil
millones de pesos (unos cuatro mil 658 millones de dólares).
En su primer discurso después de tomar posesión del cargo, el nuevo jefe
de Estado adelantó que su administración (2012-2016) luchará por
disminuir la pobreza absoluta y la desigualdad, y acabar con el
analfabetismo.
También, agregó, intentará implantar un nuevo modelo de desarrollo, y
mejorar la educación, la salud pública y la seguridad ciudadana a partir
de las demandas del pueblo para transformar estas áreas.
Queremos construir un país más moderno, libre, justo e independiente,
con democracia plena, instituciones sólidas, defensa de los derechos
humanos y absoluta libertad de expresión, afirmó el dignatario.
Para lograr esos objetivos, llamó a todos los sectores a trabajar juntos
sin exclusión alguna, de índole política, religiosa, étnica o social.
Ese gran pacto de concertación, precisó, incluye sacar de la pobreza a
un millón y medio de personas, generar 400 mil nuevos puestos de trabajo
y mantener un crecimiento del Producto Interno Bruto de por lo menos
4,5 por ciento de promedio anual.
La iniciativa, añadió, se centrará en tres ejes fundamentales: uno de lo
fiscal, otro de la educación, y el último de la electricidad.
Sin educación no hay verdadera libertad, sin un servicio eléctrico
continuo y eficiente no hay competitividad productiva, y sin un sistema
tributario justo, transparente y sostenible no se alcanzarán los planes
de desarrollo y justicia social, recalcó.
Rápidamente, las palabras de Medina tuvieron un favorable impacto en la
población y diferentes segmentos políticos; sin embargo, la designación
del gabinete, con varios representantes del gobierno anterior, acaparó
innumerables críticas.
A juicio de muchas voces, el barco de la administración hizo aguas antes
de zarpar, mientras que otros criterios pidieron un voto de confianza
al recién estrenado presidente.
Menos de un mes después en el cargo, Medina lanzó el Plan Nacional de
Alfabetización Quisqueya Aprendo Contigo para beneficio de unas 725 mil
personas a partir de enero próximo.
La iniciativa tiene como objetivo que el 8 de septiembre de 2014 el
territorio dominicano sea declarado libre de iletrados por la
Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (Unesco).
Este proyecto, junto a otros enfocados en reducir la pobreza y crear
nuevos empleos, otorgó a Medina y su equipo de trabajo una buena
aceptación de sus compatriotas en los primeros 30 días de mandato; pero
el anuncio de una reforma fiscal cambió el panorama.
Ante la difícil situación económica para los sectores de menos recursos y
las desfavorables previsiones, miles de dominicanos se lanzaron a la
calles para repudiar la medida y acusar de corrupto a Fernández,
sentenciado en juicios populares.
Durante uno de los actos de rechazo perdió la vida un estudiante de
Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo de 21 años de edad
por dos disparos de la Policía, lo cual acrecentó aún más el descontento
hacia el Gobierno y esa fuerza represiva.
Con la reforma fiscal, convertida en ley a inicios de noviembre, la
administración pretende recaudar un estimado de 46 mil millones de pesos
(unos mil 144 millones de dólares).
Aunque la iniciativa exime del Impuesto sobre la Renta a organizaciones
no gubernamentales que trabajan con educación y salud, el gravamen a las
zonas francas es de 3,5 por ciento y a las bebidas alcohólicas pasa de siete a 10 por ciento.
El cobro de la placa o chapa de circulación que se aplicaría con uno por
ciento al valor del vehículo, de carácter privado solamente, entrará en
vigor en 2014.
También, entre otras medidas, el aumento del Impuesto a las
Transferencias de Bienes Industriales se eleva de 16 a 18 por ciento,
excepto en los productos de la canasta familiar y los servicios básicos.
La reforma fiscal traerá más miseria y problemas a la gente de menos
recursos, las medidas anunciadas van contra el pueblo, manifestaron a
Prensa Latina participantes en una jornada de protesta.
Según Medina, la iniciativa representa una herramienta para combatir la
desigualdad y posee como objetivo que paguen más quienes están en
capacidad de hacerlo, y esos ingresos contribuyan al desarrollo de los
que tienen menos.
En un discurso por los primeros 100 días de su Gobierno, el dignatario
aseveró que se enfrentará la evasión y el contrabando, se formalizarán
amplios sectores económicos y se cumplirá con las metas de desarrollo al
dar respuesta a las necesidades del pueblo dominicano.
Esta reforma puede traer algunos sacrificios temporales, pero sus buenos
resultados serán permanentes y después del primer trago amargo quedará
el dulce sabor de más empleo, mejor salud y educación de calidad,
afirmó.
Sin embargo, reconoció que los ciudadanos, especialmente los jóvenes,
tienen razones sobradas para desconfiar de la clase política en general,
y les pidió un poco de paciencia, para ganar su confianza con los
hechos.
Mientras tanto, el descontento sigue creciendo, y la mayoría de los
dominicanos quiere una vida mejor, y que la promesa de Medina "de hacer
lo que nunca se ha hecho" sea una realidad para bien de todos y no al
contrario.
(*) Corresponsal de Prensa Latina en República Dominicana