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Indudablemente
que en los últimos meses hemos tenido un ejercicio interesante de
reposicionamiento de las fuerzas políticas vivas como consecuencia de la enorme
nube que arropa a las administraciones del Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), en particular lo acontecido en la Administración Fernández/Alburquerque. </b>
Sobre todo a la luz de dos realidades la falta de un liderazgo opositor en
consonancia con los intereses e intenciones de las mayorías y la poca
credibilidad que tienen las actuales autoridades para no sólo enfrentar la
situación fiscal si no llamar a capítulo y enmendarle la plana a los causantes
del agujero fiscal.
En
adición a esto, que lo vamos a tratar mas en extenso adelante, nuestras
vicisitudes fiscales coinciden con las discusiones extremas que se están
llevando a cabo en EEUU con relación a su estructura fiscal y el enorme déficit
anual que vienen sistemáticamente acumulando. En que en ambos países sus
gobiernos se manejan por la vía de gastos que exceden su capacidad recaudadora
se asemejan, la diferencia radica en el destino de los fondos y el carácter
institucional de sus ejecutorias.
Tratemos
el caso norteamericano primero. Allí la lucha es fundamentalmente política, y
esto se refleja en las diferencias ideológicas entre los dos partidos
mayoritarios, el Demócrata y el Republicano. Para el presidente Obama, quien es
Demócrata, se tienen que proteger los “entitlements” programas de asistencia
social, como Social Security, Medicare, Medicaid, etc. y el punto de partida
tiene que ser el aumento de los impuestos al 2% más rico de la población que
maneja cerca del 20% del ingreso y ganan como individuos mas de US$200,000 al
año y como hogares más de US$250,000.00. Los Republicanos, liderados por el
jefe de la Cámara de Representantes John Boehner, no aceptan aumentos de
impuestos si no se habla de reducciones en el gasto (siempre y cuando no se
toque el militar), y prefieren discutir sobre cómo eliminar las exenciones que
tienen actualmente el código impositivo y hacen que personas como Warren Buffet
(3er hombre más rico del planeta) pague una tasa efectiva de un 17.4% sobre sus
ingresos y su secretaria que no tiene acceso a sus abogados y especialistas
pague un 35.6% de impuestos sobre sus ingresos.
Las
críticas a ambas visiones son muy extensas, pero vale la pena mencionar
algunas. En el caso de Obama, son múltiples los análisis que describen como ni
siquiera si se tomase todo el ingreso que perciben aquellos que se encuentra
entre el 2% más rico de la población rebasaría el 20% del déficit fiscal anual.
De hecho actualmente de acuerdo a la Oficina de Impuestos Internos de los EEUU
(IRS), en el 2009 el 10% más rico de los
norteamericanos pagó el 71% de todos los ingresos que percibió el Estado por
concepto de impuestos sobre la renta de los individuos, a pesar de sólo
representar el 41% del total de ingresos de ese año. Mientras que el 50% más pobre solo pagó el 2%
de los impuestos y recibió el 13% de los ingresos. Lo que quiere decir que el
sistema es ya de hecho bastante progresivo, donde de hecho casi la mitad de los
que presentaron sus declaraciones impositivas no pagaron impuestos.
En
el caso Republicano, es muy difícil argumentar que si ya los EEUU no están en
guerra y los gastos militares del Pentágono son mayores a los de las otras 15
naciones que le siguen en gasto militar juntas, no se pueda reducir. De hecho
ya existen afirmaciones de generales dentro del propio Pentágono que hablan de
por lo menos reducir en US$150 billones (americanos) para el 2013. Por otro
lado el pueblo norteamericano no ha tenido un aumento impositivo en más de una
década y por el contrario ha tenido reducciones impositivas combinadas con el
aumento del gasto de las 2 guerras (Irak y Afganistán) y el paquete de estimulo fiscal para enfrentar
la Crisis Financiera del 2008.
Ahora
bien, Obama y los Demócratas (en el Senado) ganaron las elecciones y la mayoría
de los norteamericanos (alrededor de un 57% de acuerdo a los últimos sondeos)
ven con agrado un aumento impositivo al 2% más alto. Por lo que entendemos que
lo perentorio del “Precipicio Fiscal” como fue bautizado por Ben Bernake
(Chairman del FED), y el interés de ambos lados de no verse como los culpables
de una cesación de pago por parte de los EEUU, obligaría a una solución consensuada
en las próximas semanas. Que indudablemente también conllevará una reducción en
el gasto, no solo un ajuste impositivo.
El
caso de la República Dominicana difiere mucho, a pesar de lo dependientes que
somos tanto en términos comerciales como financieros (puesto que una
restricción en la liquidez provocada por movimientos en los mercados americanos
encarecería terriblemente el acceso a financiamiento para la República Dominicana y el repago de la deuda externa),
del caso Norteamericano.
En
primer lugar el déficit allá no fue provocado por un uso indebido, no
programado y antojadizo de los incumbentes de turno. En segundo lugar, el
Presidente Obama y los demócratas tienen un partido opositor que controla una
de las cámaras del Congreso, y que se siente en la obligación de ejercer su rol
de contrapeso político permanente al Ejecutivo. Finalmente la estructura
impositiva de los EEUU grava fundamentalmente los ingresos individuales de las
personas y sus retenciones de nómina (que representan el 47.4% y 35.6%
respectivamente), mientras que los impuestos a las empresas y aduanas sólo
representan el 7.9% y 5.7% respectivamente.
En
nuestro querido paraíso terrenal de la República Dominicana tenemos en la
actualidad una situación Fiscal muy particular y sobre todo oscura por las
debilidades institucionales de nuestro Estado y de la clase Política
Tradicional que la ha y actualmente dirige. Por un lado el Presidente Medina y
el PLD no tienen una oposición clara en el Congreso Nacional con lo cual sus
iniciativas son aprobadas sin mayores conflictos. El mejor ejemplo fue la
recién aprobada “Reforma Fiscal” que pasó al vapor por el Congreso a pesar de
que no se ha esclarecido el destino de los fondos anteriores, ni se ha
demostrado en absoluto una intención de reducir la nómina estatal y el gasto
superfluo.
En
segundo lugar, el presupuesto presentado para el año 2013 asume un crecimiento
del gasto aún por encima de los niveles del 2012 el cual ya había crecido en un
40% con relación al 2011 y termino siendo deficitario en un 8.5% del PIB. Por lo cual no se puede ni utilizar como
punto de referencia, ni se puede asumir como financiera y operativamente
sostenible sin caer en las presiones de corrupción y malversación de recursos
tradicionales. Actualmente, si analizamos las recientes visitas del Presidente
Medina, las quejas de la Vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández y la
distribución de obras por parte del MOP (Ministerio de Obras Públicas), la
MINERD (Ministerio de Educación) y otras dependencias tenemos que concluir que
la practica faraónica de asignación de obras, y el populismo estatal
continuaran siendo la norma.
Finalmente,
la estructura impositiva que tenemos no favorece la inversión privada y la
creación de empleos, sino que por el contrario son los sectores que en algún
momento muestran capacidad productiva y rentabilidad los que se agreden
fiscalmente. Algo que los políticos estadounidenses se cuidan de no afectar
puesto que están conscientes de las implicaciones sobre el crecimiento que esto
tendría. De tal suerte que en nuestro país, según la DGII, solo 574 empresas
representan más del 50% de las recaudaciones fiscales anuales y menos del 10%
de las personas físicas presentan una declaración anual de ingresos y pagan en
base a sus ingresos individuales. La estructura impositiva vigente no promueve
este tipo de ejercicio fiscal tributario, lo que se convierte en un freno
directo a la inversión privada y a la creación de empleos.
La
transformación de visión que requiere el aparato Estatal comienza por la
modificación de las prácticas y normas vigentes. No es posible continuar
perpetuando un Estado asistencialista,
centralizador de recursos y populista.
El
hecho de que como un conjunto los dominicanos(as) en su inmensa mayoría no
pagan impuestos de manera directa (sino impuestos indirectos que son los más
lesivos y empobrecedores), nos hace como sociedad poco sensibles a los
desafueros de nuestra clase gobernante. Cosa que han sabido aprovechar muy
bien, hasta ahora los que nos gobiernan y gobernaron.