<b>2 de enero 2012.- (agencia de xinhua)Un nuevo presidente llegó al poder en República Dominicana en el 2012, año en que el país registró su peor desempeño económico en casi una década, lo que causó el descontento de un importante sector de la población y motivó una profunda reforma tributaria para recuperar las arcas del Estado.</b>
En el año que terminó el mandatario que entregó el poder también fue acusado penalmente de corrupción y de provocar un gigantesco déficit fiscal, se profundizó la división en el principal partido opositor y el país celebró el oro que logró el dominicano Félix Sánchez en los 400 metros con vallas, en las Olimpiadas de Londres.
Además, los desastres naturales causaron estragos en la infraestructura local y el gobierno tuvo que prestarle atención a una epidemia de dengue (declarada oficialmente en octubre) que mató a 47 personas y afectó a más de 5.000, igual que a los asesinatos de mujeres, a la delincuencia común y al tráfico de drogas.
El naufragio en febrero de un bote repleto de indocumentados que se dirigía a Puerto Rico y en el que murieron 54 personas llenó de luto al país al empezar el año, pero muy pronto la tragedia fue olvidada por el fragor de una campaña electoral que dejó dos muertos y enfrentó a los dos partidos tradicionales, el de la Liberación Dominicana (PLD) y el Revolucionario Dominicano (PRD).
Finalmente, el candidato del PLD, Danilo Medina, fue elegido presidente el 20 de mayo, al conseguir 2.323.463 votos (51,2)%, frente a los 2.130.189 (46,9%) obtenidos por su rival del PRD, el ex gobernante Hipólito Mejía (2000-2004), uno de los principales líderes de la oposición.
Medina asumió la presidencia el 16 de agosto, día en que anunció la creación de un nuevo programa social para mejorar la situación de pobreza de un millón seiscientos mil dominicanos, la asignación a la educación del 4% del producto interno bruto, y la ejecución de un programa para erradicar el analfabetismo en el 2014.
El nuevo mandatario prometió además fortalecer la economía a través de la inversión en las pequeñas y medianas empresas, luchar contra la corrupción, una de las más altas de América Latina, y distribuir equitativamente la riqueza entre todos los dominicanos.
Medina recibió el poder de manos de su compañero de partido, Leonel Fernández, quien puso fin a su segundo gobierno consecutivo y al tercero de su ejercicio presidencial, con el 70% de aprobación según los resultados de una encuesta difundidos a mediados de agosto.
Pero el respaldo al ex gobernante cambió se supo que su administración dejó un déficit fiscal de 187.000 millones de pesos (5.000 millones de dólares), lo que lo convirtió en blanco de ataques de la oposición y de una gran parte de la ciudadanía.
Incluso, Fernández y tres de sus funcionarios fueron demandados penalmente por ser los supuestos responsables de la crisis económica y por varios casos de corrupción, pero la Procuraduría desestimó la acusación casi a finales de año.
No obstante, el gobierno de Medina se vio obligado a promulgar una controvertida ley para recaudar unos 46.000 millones de pesos (1.164 millones de dólares) y poner en vigencia un nuevo marco fiscal que fue rechazado por un importante sector de la población.
La reforma tributaria, que entró en vigencia el 10 de diciembre e incluyó una amnistía fiscal, fue origen de varias manifestaciones en todo el país, en una de las cuales se produjo la muerte de un estudiante universitario.
La iniciativa propuesta por las autoridades busca aumentar los ingresos estatales en un 4% del producto interno bruto a través de la ampliación de la base del impuesto a la transferencia de bienes industrializados (valor agregado), de un 16% hasta un 18%.
En realidad, la economía dominicana se desaceleró en el 2012 y registró un exceso en el gasto público que obligó a la aplicación del ajuste fiscal, según una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que monitoreó la situación del país a lo largo del año.
La evaluación del FMI fue compartida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que en su informe de fin de año presentado en Chile, señaló que República Dominicana cerraría el 2012 con un crecimiento del 3,8 %, 0,7 puntos porcentuales menos que en el 2011.
A la difícil situación económica se sumaron los daños causados por la tormenta tropical "Isaac" y el huracán "Sandy", que aunque no tocaron el país provocaron al menos cinco muertos, miles de desplazados y daños a la agropecuaria nacional por encima de los 25,1 millones de dólares.
El país también enfrentó una nueva espiral de violencia causada por la delincuencia común, el crimen organizado, el narcotráfico y la violencia de género, esta última con un saldo de casi 170 mujeres asesinadas.
En octubre pasado, el entonces portavoz de la policía, Diego Pesqueira, dijo que la cantidad de muertes violentas registradas entre enero y septiembre del 2012 cayeron 13% comparadas con el mismo periodo del 2011.
Además, a lo largo del año el país siguió siendo usada como puente para el tráfico de drogas que llega de América del Sur y es enviada a Europa y Estados Unidos.
En diciembre, autoridades locales, apoyadas por la Guardia Costera de Estados Unidos, decomisaron 1.400 kilos de cocaína durante una extensa operación realizada en aguas del suroeste del país, que culminó con la captura de tres ciudadanos venezolanos, un haitiano y tres dominicanos.
Cerca de diez toneladas de drogas, sobre todo cocaína, fueron incautadas en el 2012 y más de 700 extranjeros resultaron detenidos en el país por casos de narcotráfico.