La verdad es que, en este país tiene que aparecer un
nuevo Juan Pablo Duarte, con voluntad férrea de emular al de otrora, en
términos de dominicanidad y sentimientos patrios. Alguien que traste de
rescatar el respeto a la soberanía nacional, como a los símbolos más
representativos de la República, como su himno y su bandera, entre otros.
Pero además, que también pueda contar con el concurso
de dos acompañantes, leales, solidarios, como a la sazón participaran, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías
Mella, para que juntos emprendan un nuevo proyecto de nación, que luego se
pueda decir, libre e independiente de toda potencia extranjera.
Conformen una moderna sociedad “La Trinitaria”, que
ahora no sería secreta, sino a la vista de todos, dispuesta a enfrentar a
cuantos se opongan a las acciones reivindicativas que encaminen, y al rescate
de la dignidad nacional, entre otros requerimientos patrios que hoy se imponen.
Ese debería ser el norte a plantearse por la juventud
dominicana, en los calamitosos y decisivos momentos actuales, cuyo futuro
ha sido relegado a un segundo plano, como destinada a tener que
enfrentar un escabroso e incierto porvenir, inminente.
Indiscutiblemente, es un valeroso segmento de la
sociedad nacional que se encuentra desamparado por completo, en términos de los
fatales derroteros venideros esperados, sin nadie que le defienda en la
actualidad; que será el heredero de un país “depredado”, según se advierte, por
la clase política de nuevo cuño, en connivencia con representantes de intereses
económicos extranjeros, como los “hipotecarios” organismos de financiamiento
internacional, que fungen como seudos colaboradores con el país. ¡Vaya
intención: ayudas condicionadas!
Nuestros jóvenes, que serán como es el obvio, los más
afectados en el futuro, por el legado que se les está dejando, son los que
deben estar procurando la conformación de esa nueva sociedad “Trinitaria”,
defensora de los intereses del país, y forjadora de un mejor y promisorio
futuro para la nación.
Además, en adquirir conciencia ciudadana, a través de
la formación académica e intelectual requerida, para no seguir dejándose “narigonear”
como robots programados; alienados como bobos que no piensan, por parte de
todos aquellos demagogos y desaprensivos seudos dirigentes políticos, y sus más
cercanos colaboradores, o “adláteres”, que nos gastamos aquí, cuyas únicas
pretensiones son, por lo que se ve: continuar viviendo bien, a costa del erario
público; y, proseguir endeudando la República con el exterior, como enajenando
parte del territorio nacional.
Serían esas disposiciones, sobre las que procedería reflexionar sosegadamente, para adherirse con firmeza a las mismas, en vez de
estar pensando en bachatas, ritmos metálicos de la llamada música sincopada,
sexo degenerado, como la celebración de ritos satánicos – seudos religiosos -.
¡Tómese tiempo!, para meditar al respecto.
Que aparezcan nuevos jóvenes “Trinitarios” dominicanos,
en capacidad de emular el pensamiento y el
accionar patriótico de aquellos olvidados forjadores de nuestra
nacionalidad, que sólo se recuerdan, protocolar y eufemísticamente en este país,
durante las conmemoraciones de efemérides relativas, sería la mejor forma de celebrar
el natalicio próximo de Juan Pablo Duarte, como de impregnar verdadero sentir
patriótico, a la celebración de los actos alusivos a la fecha de la Independencia Dominicana, y demás
asociadas con el magno evento, durante el mes de febrero entrante.
A manera de colofón, se incluye finalmente, un
fragmento del juramento redactado por Juan Pablo Duarte, que selló la fundación
de “La Trinitaria”, en el que se consigna por una parte, “implantar una
república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se
denominará República Dominicana, la cual
tendrá su pabellón tricolor en cuatros encarnados y azules atravesados por una
cruz blanca.”
Además: “Mientras tanto seremos reconocidos por los
Trinitarios, con las palabras sacramentales de Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo
ante Dios y el mundo. Si tal hago, Dios
me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el
perjurio y la traición si los vendo”.
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